Pintora

Qué fue de... Carmen Ossorio

Hace varias décadas que desembarcó en A Mariña con una pintura llena de color y un lirismo desbocado. Después de años en que trabajó de forma casi privada o para el extranjero, un calendario de A Pontenova la devolvió a la actualidad
Carmen Ossorio, en A Pontenova. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Carmen Ossorio, en A Pontenova. JOSÉ Mª ÁLVEZ

Los cuadros de Carmen Ossorio no pasan jamás por delante de uno sin que se les deje de mirar. Las reacciones de cada cual son ya cosa muy distinta. Pero si algo se puede decir de ellos es que están tan vivos como su autora. Llegó desde su Lugo natal a A Pontenova y fue expandiendo su pintura por numerosísimos foros, alguno de los cuales la catapultó a otros puntos de España y al extranjero, porque ella admite sin rubor que "sempre tiven moita proxección fóra", porque a renglón seguido dice de ella misma que "teño grande interese por Francia e por París".

Ese llamar la atención la hizo brillar muchísimo y dejar tras de sí un profundo apagón que lo fue solo para los demás, porque su creatividad no se redujo ni lo más mínimo y asegura que aunque por aquí pasó totalmente desapercibida durante años "nunca deixei de pintar e sígoo facendo porque é unha paixón que teño dentro".

Si ahora se sabe de ella otra vez en el municipio donde vive es porque su trabajo protagoniza un calendario municipal "e estoulle moi agradecida ao alcalde, Darío Campos, por encargarme os debuxos que o ilustran". Además anticipa que no será lo único que haga, porque después de años sin que A Pontenova supiese de ella ahora lo hará por partida doble, "porque vou facer tamén o cartel anunciador da Festa da Troita".

Y para quien quiera saber más de esta artista y conocer mejor su obra podrá visitar una exposición con cinco de sus cuadros de Os Fornos acompañando a los dibujos para el calendario o el cartel de la fiesta. Contra lo que pudiera parecer, Carmen Ossorio dice que en realidad "non dou abasto. Pídenme cadros continuamente e acabo de enviar dous para Canadá, dous a París e outro a Barcelona". A ello añade que en nada "mandarei un a Nova York e outro a Boston". Pero pintar lo siguió haciendo siempre: "Encántame, e teño moitas gañas de traballar. Agora estou nunha etapa moi madura na que me sinto moi realizada e estou chea de ideas". Su universo particular, eso sí, es el que se le recuerda: "Moitas cores e moi fortes. Cadros moi vistosos porque eu lle rindo culto á beleza. Gústame todo e procuro rachar coa realidade porque é algo noxento, así que trato de evadirme dela creando un mundo onírico, de fermosura, de equilibrio mental, porque é unha evasión que necesito nun sentido case poético, porque ademais eu leo moita poesía e é algo que me gusta moito". 

Por eso cuenta muy satisfecha que sigue pintando y lo seguirá haciendo "e quero que a xente que vexa a miña obra estea feliz cando mire os meus cadros na casa. Non son de andar queixándome por aí como fan outros pintores". Y se ríe por la ocurrencia que acaba de decir, sabiendo que es muy cierta.

Comentarios