¿Qué fue de... Ángeles Santalla?

Ella puso a andar junto con otras amigas la alfombra floral de Burela, que se ha convertido en un auténtico espectáculo. Se trata de una tradición que empezó "con nada, porque no teníamos de nada", y que en la actualidad es una señal de identidad burelesa que Ángeles no quiere que se pierda.
Ángeles Santalla. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Ángeles Santalla. JOSÉ Mª ÁLVEZ

La espectacular alfombra floral que ahora adorna las calles de Burela en sus fiestas patronales no es una creación milenaria. Fueron unas vecinas las que se plantearon extender las que hasta aquel momento había. Una de ellas, Ángeles Santalla, recuerda que "al principio cada vecino hacía un trozo pequeño de su calle, y nos planteamos hacerla de abajo a arriba. Fue duro al principio, era complicadísimo. Encima el primer año llovió muchísimo", aunque añade que "luego ya no volvió a llover o no tanto como para no poder hacerla".

Para ponerlo a andar, lo hablaron entre amigas "que tomábamos el café en Eijo Garay". "Pensamos en juntar toda la alfombra porque los dibujos que se hacían entonces eran casi individuales y muy pequeños, pero también vimos que necesitaríamos ayuda del Ayuntamiento. Luego nos fuimos animando y tuvimos mucha ayuda. Nos donaban el serrín, nos donó mucho Burela Flor... Se portaron muy bien".

Al principio la dividieron en grupos, como sigue ahora mismo, "pero era una única alfombra" y empezaron con espadana y hierba: "No teníamos casi nada. Algo de serrín y recogíamos flores por todas las huertas. No se conseguía porque tampoco teníamos dinero, pero fuimos saliendo a flote e hicimos tres metros, luego un metro más, luego dibujos más grandes. Ya empezó a colaborar muchísima gente".

También cuenta Ángeles que ahora tienen sal, algo muy evidente "pero que no teníamos al principio". "En aquel momento había muchísima gente mayor, que era la que más apoyaba. Los jóvenes estaban más en la confección, pero ahora en todos los grupos ya falta alguien porque fueron pasando los años y, por lo que sea, va quedando menos gente. Entonces se trabajaba muchísimo". En manos de gente mayor dice Ángeles que ahora sigue el picado, también de asociaciones "y los jóvenes colaboran mucho en la calle".

La alfombra de Burela llegará a los treinta años y ella está muy contenta "porque veo que no hubo problemas para unirse. Hay que manejarse un poco. En las cabezas de grupo, estamos las mismas personas". Aunque ahora ella ya no se encuentra en la directiva, "sigo estando en la calle, viendo dónde van las cosas y ahora estos chicos jóvenes tienen la asociación y la viven a tope".

Espera que siga siendo así porque hace notar que no quiere que esa costumbre se pierda, "costó mucho ponerlo en marcha y creo que se hizo algo muy bonito e importante para Burela, así que como la gente me conoce, me gustaría pedir que colaboren algo más y que nos traiga más flor desde los pueblos, que nos la lleven porque no tenemos gente para ir a buscarla". Y al margen de todo ello, reconoce: "Se pasa muy bien, yo me lo he pasado fenomenal".

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