Las protestas vecinales chafaron en los últimos días las sesiones de música con que algunos vivarienses animan las tardes en sus vecindarios, justo después de los aplausos de las ocho. El último caso se produjo en Cantarrana, localidad perteneciente a la parroquia de Covas, donde un joven ponía música y todos los residentes de la manzana se mostraban encantados hasta que una mujer se quejó con una llamada a la Policía Local.
La protesta de la vecina hizo que los agentes municipales se personasen en la zona para comprobar si efectivamente la música causaba molestias. Los policías advirtieron al joven indicándole que únicamente pusiese dos o tres canciones para evitar nuevas quejas de los residentes.
El afectado les solicitó la posibilidad de que poder animar la tarde al menos durante unos 20 minutos, pero la respuesta de los agentes fue tajante a fin de favorecer la conciliación vecinal. Al preguntarles que pasaría ante una nueva denuncia, estos le indicaron que tendrían que sancionarle con hasta 3.000 euros, por lo que no ha vuelto a poner música, según manifestó el joven a este diario.
La protesta no sentó bien a los vecinos que disfrutaban de la música, que debido a su enfado en la jornada de este lunes pasado llevaron a cabo una cacerolada para mostrar su rechazo ante la queja. Ahora pone música otro joven, al que tambiénle piden canciones.
Incluso emplean algún tipo de micrófono y realizan diferentes juegos, como un bingo, para sobrellevar el encierro
El exceso de ruido tiene una regulación específica en el caso de los establecimientos de ocio con unos parámetros definidos según la hora del día. Esto está sujeto a comprobación por parte de los agentes de la autoridad.
Cantarrana no es el único punto del municipio vivariense donde se produjeron quejas por este motivo, ya que el fin de semana pasado hubo protestas de algún vecino en Lodeiro, que avisó a la Policía Local para que requiriese a los residentes que en las últimas jornadas habían incrementaron el tiempo musical para animar el confinamiento del vecindario. Incluso emplean algún tipo de micrófono y realizan diferentes juegos, como un bingo, para sobrellevar el encierro.
