Los nuevos radares de tramo instalados en el Puente de los Santos de la Autovía del Cantábrico (A-8), que conecta Asturias con Galicia, ya comenzaron a sancionar los excesos de velocidad desde ayer y lo hicieron, al parecer, sin ninguna incidencia reseñable. Al menos la Guardia Civil no tenía constancia de ello. De todos modos, de los equipos y las multas se ocupa directamente el Centro de Gestión de Tráfico del Noroeste, de la Dirección General de Tráfico, ubicado en A Coruña.
Pese a tratarse de un tramo en línea recta, con un firme deteriorado y donde azota el viento notablemente, es frecuente que los conductores superen los 120 kilómetros por hora de límite. Aún así, para ello están los carteles que informan de la existencia del radar al acceder al viaducto en ambas direcciones.
La DGT advirtió sobre que una de las razones principales por las que se instalaban estos radares era la de evitar en lo posible accidentes como los registrados principalmente en 2014 y 2015, por culpa del viento en este trayecto que llegó a tumbar furgones vacíos.
METEOROLOGÍA. Precisamente, el viento, y no la niebla, fue lo que más afectó este fin de semana a la circulación en la Autovía del Cantábrico a su paso por A Mariña, principalmente en O Fiouco donde se registraron el sábado rachas de casi 80 kilómetros por hora.
La DGT activó el aviso verde por fuentes vientos en O Fiouco el sábado, el domingo y ayer por la mañana.
Pero, las ráfagas más intensas volvieron a registrarse de nuevo este lunes en Viveiro, en la estación de Penedo do Galo, con 117,6 kilómetros por hora, durante la madrugada.
La temperatura más alta también volvió a registrarse en A Mariña este lunes, con más de 21 grados en Lourenzá y algo menos en la estación vivariense de Borreiros.
El tiempo volverá a empeorar el miércoles, como señalan desde Meteogalicia.
ADAPTABILIDAD. Los radares de tramo instalados en ambas direcciones del Puente de los Santos se adaptarán a la climatología adversa imperante, al igual que los ubicados en O Fiouco, en el paso que salva Mondoñedo.
Es decir, que con fuertes vientos principalmente, que es para lo que están pensados, los paneles y advertencias que hay metros antes de acceder al viaducto, avisarán al conductor de si la velocidad máxima está fijada en 120, en 100 o incluso en menos kilómetros por hora. El objetivo es el de reducir la siniestralidad, pese a las críticas que suscita esta medida.
