"Una pareja se casó con la perla hallada en un plato de almejas"

El dueño del restaurante ribadense La Solana, José Blanco, cree que la clave del desarrollo comarcal es remar todos a una, pensar en conjunto para que A Mariña entera aproveche las sinergias ► Lo citaron en una revista de Estados Unidos y en un programa de la televisión de Japón ► Su secreto es mantener la calidad

El hostelero ribadense, José Blanco Muñoz, ha convertido La Solana en un referente de los restaurantes de la comarca, con sus pescados frescos, arroces y carnes de primera calidad. Nacido en Castropol, no podía dejar pasar la oportunidad de homenajear también a gran parte de sus clientes que son asturianos. De esa forma, para el Ribadeo de Tapeo, que se prolongará hasta que pase el puente de las Letras Galegas, ha elaborado una tapa dedicada a la comunidad vecina: se trata de una empanada tradicional de Cangas de Narcea, actualizada y acompañada de un helado de sidra —el establecimiento ganó el certamen en tres ocasiones—.

Además del tapeo, junto al restaurante San Miguel y al Marinero, en el puerto, ofrece otra Quincena del Mar, ¿en qué consiste y cómo hacen para dejar atrás la competitividad en esta iniciativa?
Es la sexta edición de estas quincenas con las que queremos comenzar la preparación de la nueva temporada e ir arrancando motores de cara al verano, con todo lo que va llegando. Atraer público es bueno para los que estamos y para los que lleguen después. Este proyecto nació por la cercanía de nuestros restaurantes, un tipo de trabajo y un producto común aunque con distintos enfoques, y el mismo objetivo: atraer clientes. Realmente no competimos entre nosotros, sino contra nosotros mismos. Si uno no tiene público no es por culpa de otro, sino porque hay algo que no está haciendo bien. Unir esfuerzos para atraer gente es un bien común. Esos clientes pasarán el día, la tarde y quizás la noche en Ribadeo.

Hay un gran desfase o contraste entre el gentío del verano en Ribadeo y el resto del año, ¿hay forma de equilibrarlo?
Es difícil con el clima que hay en Galicia compensarlo para que siga habiendo una afluencia importante durante todo el año, aunque el trabajo que se hace desde el Concello, la oficina de turismo y el comercio hace posible que seamos referentes y que éste sea un punto de encuentro los fines de semana y los festivos. Durante el verano el colapso es general y se tiene buena medida de ello con darse un paseo por cualquier parte: falta de aparcamientos, colas en general en todos los locales y las calles llenas a cualquier hora. Habrá que seguir aprovechando la temporada alta y seguir buscando fórmulas para atraer al público en las bajas.

¿De dónde viene su clientela?
Estos meses hay mucha afluencia de extranjeros: ingleses, franceses, alemanes e italianos. En pleno verano hay más turistas nacionales, sobre todo de Madrid Cataluña y provincias limítrofes.     

¿Cómo ha logrado hacerse un nombre en la hostelería de la Costa?
El buen trabajo a lo largo del tiempo ha sido el que nos ha ido posicionando. El resto ha sido gracias al boca a boca, las publicaciones y las redes sociales, que vienen como consecuencia de una cocina responsable y de una labor honesta. Estamos en las web conocidas importantes. Hemos salido en publicaciones muy diversas, desde alguna de Estados Unidos, hasta un programa de viajes en la televisión de Japón el año pasado pasado e incluso en revistas de cotilleo, como Qué me Dices a los pocos años de abrir.

¿Qué sacrificaría por tener una Estrella Michelin?
El trabajo es importante y necesario,pero nunca está por delante de la familia. Sería incapaz de cambiar una estrella Michelin por la mitad de mi tiempo y de mi vida. Esto es una carrera de fondo, y ha de vivirse de una forma sostenible y tranquila.

¿Alguna anécdota curiosa?
Un día, una pareja que estaba comiendo, pidió de primer plato una ración de almejas a la marinera, y unos segundos platos. Cuando fueron a recoger los primeros, la pareja mandó a la cocina, para que la viéramos, una pequeña perla blanca y bien formada que venía en una de las almejas. Nunca habíamos visto algo así. Unos años después, nos visitaron y nos enseñaron un anillo de pedida con el que se habían comprometido; un anillo hecho con la perla que encontraron en el restaurante. Parece un cuento pero se hizo real.

¿Una afición oculta?
Soy un enamorado de los cuchillos, fundamentales en cocina, pero me encantan y no solo como herramienta de trabajo. Tengo varios japoneses y nunca falta uno bien afilado en mi estuche.

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