Pablo Rodríguez: "Suena muy simpático, pero quizás hace falta una escuela de padres"

El agente de la comisaría de Viveiro destaca el alza de la violencia a través de las redes sociales, de cuyos riesgos cree que los jóvenes no son conscientes y a muchos adultos les queda grande su manejo. Cree que es necesario un mayor control parental y corregirles a tiempo.

Pablo Rodríguez González. JMª ÁLVEZ
photo_camera Pablo Rodríguez González. JMª ÁLVEZ

Natural de Asturias, se hizo policía por vocación. Desde 2009 está en la comisaría de Viveiro, entre 2014 y 2019 fue delegado de Participación Ciudadana impartiendo charlas de prevención de la violencia en centros educativos, en las aún colabora con su compañero Iván y que en 2021 le valieron una mención Meninas de la Delegación del Gobierno.

¿Qué supone ese premio?

Es un reconocimiento muy importante, por el que estoy muy agradecido a todos los estamentos con los que pude trabajar, con el beneplácito de la jefatura de la comisaría. En mi caso fue orientado a la labor preventiva con diferentes asociaciones y centros educativos.

¿Cuántas charlas imparten al año?

La pandemia marcó un antes y un después, estamos empezando a caminar de nuevo. En 2019 tuvimos unas 60 charlas. Lo bueno de ser de una ciudad pequeña es que tenemos un trato directo con los equipos directivos, tienen nuestros teléfonos, igual que el CIM y los servicios sociales, recurrimos a ellos para que les orienten.

¿En qué se centran?

En el ámbito juvenil hablamos mucho de los micromachismos, cómo puede detectarlos una chica, que es la semilla o la mecha de todo lo demás, se empieza por ahí. ‘Déjame el móvil’, para ver qué conversaciones tiene en Instagram o en WhatsApp, a quién le ha puesto me gusta, cuando le dice ‘no me gusta que te pongas esa ropa’ o ‘te acompaño a casa’, me aseguro que te quedas y yo sigo de marcha con mis amigos. También explicamos las repercusiones en caso de ser autor o víctima de violencia de género, es fundamental la red de ayudas que puede tener una víctima.

¿Qué preguntan los jóvenes?

Es el hándicap de vivir aquí, te conocen. En las charlas hay pocas intervenciones, todos fuimos chavales y nos dio vergüenza. Después preguntan en el típico corrillo y por la calle. La comunicación con la comunidad educativa es fundamental, no solo con los jóvenes, también con los padres. Ofrecemos charlas a las Anpas o a un grupo de padres sobre violencia de género o mobbing, lo que sea. Estamos dispuestos y encantados de poder hacerlas.

¿Qué conductas detectan?

Micromachismos, incluso tuvimos una agresión a una menor víctima de violencia de género, pero es un dato residual. Son conductas de dominación y de control en el ámbito juvenil.

¿Qué signos inducen a pensar que existe violencia?

Los profesores son los primeros que pueden detectar alguna conducta irregular o violenta. Puede ser una actitud de control y hostigamiento hacia una chica, un intento de aislar socialmente a la víctima, cambios en la vestimenta, la apariencia física o el posible consumo de sustancias estupefacientes.

¿Cómo se adquiere la violencia?

Puede beber de diferentes fuentes, mucho de las redes sociales. Internet hoy en día tiene muchas cosas buenas y muchas malas, el acceso prematuro de los chavales a la pornografía también denota actitudes en el ámbito sexual que ellos consideran normales y que no son acordes a su edad. Los vídeojuegos más vendidos del mundo dan más puntos cuanta más violencia: si le sacas a uno la traquea por la boca, atropellas a una chica, mantienes relaciones sexuales pagando o la fuerzas sexualmente.

¿Cómo se puede evitar que accedan a ese contenido?

Suena muy simpático, pero quizás hace falta una escuela de padres. El problema es que los padres están tomando un vino y le dan al niño la tablet o el teléfono para que no molesten, esto es una ventana abierta al mundo en todos los sentidos: violencia, sexo, drogas... A muchos les dan mil vueltas, saben ir a la internet profunda y conseguir casi lo que quieren, a muchos abuelos les cogen la tarjeta y no saben qué hacen. La tecnología es genial como herramienta de comunicación o de información, pero tiene muchos problemas también, sobre todo por el mal uso.

Entonces, ¿hay que demorar el acceso?

Retrasar y tener buenos controles parentales, una educación. Hay pederastas y delincuentes que van a chats, a sitios web y a redes sociales donde se juntan chavales de 9 a 12 años. ¿Dónde van a buscarlos? Yo quiero peces y voy al muelle. Quiero chavales para abusar de ellos y voy ahí. Hace años irían a las inmediaciones de un parque o de un colegio, ahora se hacen pasar por otros menores, con un engaño o un regalo para abusar.

¿Están los padres preparados para educarles en ese aspecto?

No son nativos digitales. En las estadísticas de comisaría vemos que no saben realizar una compra online, terminan haciendo una suscripción involuntaria y dicen que les estafaron. Internet le queda grande a mucha gente.

¿Tienen alguna anécdota o denuncias sin sentido?

Jefe —comenta mirando al responsable de la comisaría, Jesús Seco—, el otro día llegó una señora para denunciar a un instituto. «Es que maltratan a mi hijo, le dejan sin recreo encerrado en un aula sin ventanas». Hablo con el chaval. ‘¿Cómo te dejan sin recreo, hombre?’. ‘Es que me porto mal y me castigan’. ‘Tendrán unas normas’. ‘¿Qué hiciste?’. ‘Es que lancé una mesa’. ‘¿Te quedas allí solo?’. ‘No, me quedo con el profesor’. ‘¿Y tiene ventanas?’. ‘Tiene dos ventanucos pequeños, pero me da sensación’. Eso es algo que puede pasar en un centro educativo, pero lo peor de todo es que la madre venía con intención de denunciar. Allí lo tienen que corregir porque tienen unas normas. Me hizo mucha gracia. También hay mucha gente que viene a hacer consultas, me está pasando esto y la psicóloga me dice que rompa la relación. A lo mejor no es violencia de género, pero tienes que tomar la determinación de romper esa relación porque es tóxica, de discusiones.

¿Hay mucho acoso en redes sociales?

Eso es continuo, mensajes privados amenazantes o insultantes, el típico que crea un perfil falso y lo envía está al orden del día.

¿Aumentan estas acciones?

Si, más que las físicas, hay más a través de redes, bastantes más.

¿Qué les aconsejan?

Si es la primera vez, bloquear, y sino capturar pantalla, todos los datos posibles, correos, IPs, para que la investigación sea lo más fructífera posible.

¿Afecta solo a los jóvenes?

Entre adultos también hay, los mensajes privados de los jóvenes son por diferentes redes: WhatsApp, Telegram, TikTok, Signal... El año pasado crearon una que era prácticamente para insultarse. Ellos usan la que se pone de moda, sino el reto de esto o lo otro.

¿Por qué se enganchan tan fácil?

Vuelvo al inicio, por la permisividad en horarios de las familias en el uso de las tecnologías de loa información y la comunicación (TICs). A mi niño con la Nintendo le dejo solo un tiempo el sábado y hay niños que con 9 años están jugando todos los días. Son niños, no son tontos, van a estar con lo que les guste.

Parece que los padres son muy laxos...

Yo creo que sí. Aparte de lo típico, que conoces a través de Instagram a una persona que te empieza a decir ‘que guapo eres’ y sin conocerte de nada te dice ‘quedamos a las 11 en el parque Pernas Peón’ y van. Creo que no son conscientes de los riesgos físicos, de abusos sexuales por parte de pederastas, etc. Nosotros tenemos mucho miedo a ese tipo de cosas, sobre todo en el ámbito juvenil sexual, porque los niños y adolescentes son presas fáciles para cualquier depredador sexual, ahí tenemos que hacer mucho hincapié en prensa, redes, las familias y nosotros con las charlas. A poco caso que nos hagan y se acuerden de lo que les dijimos, tener más seguridad es bueno para todos.

¿Están muy consentidos?

Los regalos estrella en las comuniones son un Ipad impresionante para los juegos y que haga las mejores fotos del mercado para que cuando haga la foto o el vídeo sensual que va a colgar en TikTok se vea mejor y tenga más calidad. El problema no son los chavales, son las familias.

¿Solicitan charlas los padres?

Alguna hemos dado. ¿Qué pasa? Vienen 15 o 16 personas, empiezas a sondear si tienen control parental, si usan la tablet en zonas comunes, si tienen televisión en la habitación... Muchas veces vienen los que están haciendo un uso respetuoso y acorde a la edad del menor de esas TICs, ese es el problema.

Muchos dicen que les resulta difícil controlar a los hijos.

Muy difícil. Se necesita corrección de la familia, educación y control, tampoco quiero decir que sea superrígido, control también es informarles de los riesgos. Antes salías al parque y te podías encontrar con un desconocido, ahora está pasando lo mismo en las redes.

¿Funcionan el premio y el castigo?

Eso es a criterio de las familias. Lógicamente no pueden hacer todo, venir a esta mesa, tirar ese bolso y no decirles nada, hay que corregir, sino mal vamos, otro día harán otra cosa. La corrección no tiene porque ser un castigo, pero dirigirlos sí, por supuesto.

Algunos menores se enfrentan y agreden a los padres.

Para eso hay profesionales, psicólogos, que les pueden ayudar a revertir esa situación.

Recientemente uno mató a los padres y al hermano al cortarle la wifi.

Probablemente tiene un problema mental grave. El uso y abuso hace adicción, estaría enganchadísimo, se lo quitaron y desató la ira contra el padre, hizo lo que seguramente no quería.

¿Cómo influyen el ambiente familiar y las relaciones?

La base de todo es la familia, la educación que le puede dar un padre o un abuelo a un niño respecto a la convivencia, y en el grupo de amigos a veces quieren verse representados como el más malote, pero en casa tienen que decirle: Ese no es el camino.

Ahora está en la Unidad de Atención a la Familia y la Mujer (Ufam). ¿Aumenta la violencia de género?

Es variable, estamos en la media nacional, en niveles parecidos a localidades similares.

¿Tienen casos graves?

No, por suerte. De momento, no.

¿Cómo funciona la protección?

Somos tres personas, mi compañera María da protección a la víctima los 365 días al año, 24 horas al día, está para dar solución a cualquier problema, con el teléfono operativo siempre, y Natalia y yo estamos en investigación, somos los encargados de hacer los atestados de violencia de género, sexual o de menores. La Policía Local tiene víctimas asignadas desde hace un tiempo y colaboramos.

Es mucha responsabilidad, están en juego vidas...

Pueden llamar en cualquier momento si el agresor pasó cerca y se llama a la patrulla, o para interpretar una carta del juzgado que no entienden bien. Por algo la autoridad judicial decreta esas medidas para que el agresor no se acerque a la víctima ni se comunique por cualquier medio. Tenemos también el hándicap de la violencia vicaria, es una derivada más de la violencia de género.

¿Saltan mucho las medidas?

De vez en cuando tenemos el típico que mandó un mensaje por error en un momento de debilidad o el que pasó delante de su trabajo, son quebrantamientos pero bastante suaves.

Antes en el medio rural no se denunciaba por miedo. ¿Sigue ocurriendo?

Si, y en las ciudades también. Por eso hacemos hincapié en la colaboración ciudadana. Hay vecinos que escuchan un portazo. Mis compañeros de Seguridad Ciudadana saben cómo actuar, cómo ver el estado de nervios y ansiedad de la chica, si ven algo roto, cómo entrevistarse con ambos o llegado el momento hacer una foto. El centro de salud es otra vía de comunicación, a veces nos llegan posibles violencias de género, otras acuden al juzgado o a los servicios sociales. Hubo campañas de 'no te calles' o 'no mires a otro lado'. Llamen al 091, por favor. Histórica y culturalmente en el ámbito rural de Galicia y Asturias hubo mucho ‘cala a boca’ o ‘aguanta’, pero cada vez menos.

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