Otra Maruxaina multitudinaria

Pese a que reunió a millares de personas, la afluencia fue un poco menor que en anteriores ediciones

Una de las pandillas de A Maruxaina. IRIA L.V.
photo_camera Una de las pandillas de A Maruxaina. IRIA L.V.

Sancibrenses, vecinos de otros municipios de la comarca y veraneantes volvieron a llenar este sábado de color A Maruxaina, la fiesta más tradicional y multitudinaria de San Cibrao.

Aunque todo hace indicar que la afluencia fue menor que en ediciones pasadas, algo que agradecen muchos de los habituales y también el propio Concello de Cervo, que lucha en los últimos años por evitar los desmanes que se produjeron en el pasado más reciente, fueron millares las personas que se concentraron a partir del mediodía en las plazas del centro de la villa y las calles adyacentes, así como en el arenal y el paseo de O Torno.

La mayoría, tanto locales como foráneos, perfectamente caracterizados para disfrutar de un jolgorio que se alargó hasta altas horas de la madrugada, con la sirena ya enjuiciada sobre el arenal. Como manda la tradición, todos con pañoleta, camisa o camiseta blanca, y falda negra -ellas- y patalón azul -ellos, aunque no fueron pocos los chavales que optaron por convertirse en escoseces por un día y hacerle la competencia a sus amigas.

UN HERVIDERO. La Prazoleta y la Praza dos Campos eran un auténtico hervidero de maruxainos desde primeras horas de la tarde. Todas las pandillas acudían a la llamada de la ninfa equipados con neveras, capazos o cualquier recipiente que sirviese para transportar y conservar fresca la bebida necesaria para no deshidratarse en una jornada de sol y calor intenso en San Cibrao, aunque la realidad es que muchos solo cataron el líquido elemento al darse un chapuzón en las aguas de O Torno.

A medida que avanzó la tarde fue creciendo la afluencia de personas, mezclándose los primeros en llegar con aquellos más interesados en presenciar el juicio teatralizado sobre la arena a la gran protagonista de la jornada.

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