La ONG Dignidad sigue su acción solidaria en Viveiro

Ayuda a 20 familias y prepara un programa de apoyo a la mujer

Tienda solidaria de la ONG Dignidad, en la avenida de Cervantes de Viveiro. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Tienda solidaria de la ONG Dignidad, en la avenida de Cervantes de Viveiro. JOSÉ Mª ÁLVEZ

La casita de madera que instaló el Centro Comercial Histórico (CCH) de Viveiro en la Praza Maior esta Navidad para albergar a Papá Noel se convierte desde este miércoles en centro solidario para recoger alimentos, productos de higiene, juguetes o ropa en colaboración con la ONG de ayuda social y cooperación Dignidad, que atiende en el municipio a una veintena de familias y que tiene entre sus proyectos de futuro la creación de un programa destinado a mujeres en situación de desamparo.

El coordinador del colectivo en Viveiro, Rafael García, pide a la gente que aporte en esta casita "lo que pueda", sobre todo alimentos no perecederos como "conservas, arroz...", aunque "nunca están de más otros como leche, galletas, cacao soluble o zumos para los desayunos de los niños de las familias a las que ayudan", que según comenta son "una radiografía de la sociedad: monoparentales, inmigrantes, nacionales... todas derivadas de los servicios sociales", apunta. También demandan productos de higiene personal infantil y femenina, además de ropa o juguetes, "todo lo que la gente quiera traer será bienvenido", asegura.

La asociación intensifica su trabajo en Navidad, "una época donde la gente está más sensible hacia las necesidades de los demás", pero recuerda que trabajan durante todo el año con repartos de comida semanales, con aportación de ropa a las personas que lo necesitan y con pagos puntuales de suministros básicos. Aparte de las donaciones que reciben buena parte de los fondos los obtienen de la tienda solidaria Dignidad que ahora está en la avenida de Cervantes, donde venden prendas de segunda mano a precios asequibles pero también aportan artículos gratis a las personas con más carencias.

Este nuevo local, frente a la iglesia de San Francisco, es más amplio y les permite centralizar su actividad. "Necesitábamos un espacio único en el que pudiésemos tener la tienda, ubicar una oficina y el almacén de los alimentos que repartimos todas las semanas", explica Rafael García, quien avanza la intención del colectivo -en el que colaboran media docena de voluntarios- de implementar un programa dirigido a mujeres "que estén solas, con niños a cargo o tengan dificultades para llegar a final de mes. Todavía no lo tenemos del todo perfilado y necesitamos conseguir financiación, pero sería un programa de apoyo psicológico y pedagógico", explica.

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