Nutrias de pantalanes y escollera

► Los mustélidos han consolidado su expansión desde las 'furnas' de los acantilados y rías hasta los puertos, donde tienen comida fácil
Una nutria, junto a un barco en el muelle burelés.
photo_camera Una nutria, junto a un barco en el muelle burelés.

Las noche en puertos como los de Ribadeo, Burela o Celeiro tienen como alegres vigías a las nutrias, cuya presencia no es novedad dada su expansión por la costa en las últimas décadas, pero que cada vez se muestran más despreocupadas en los pantalanes y muelles donde obtienen fácilmente su comida y también se aventuran en las calles adyacentes.

Hace ya diez años el naturalista José Carlos de la Fuente rastreó los grupos que se movían entre Burela y el río Ouro, en el que se adentraban más de dos kilómetros, publicando un informe en la revista 'Quercus' que entonces incidía sobre las huellas en playas como la de Areoura o su gusto por colonizar y marcar las cuevas marinas o 'furnas' de O Perdouro, pero desde hace bastante tiempo el puerto burelés es prácticamente su hogar.

"Andan de noite polos pantaláns e soben ás lanchas en busca de carnada, hai quen ten que deixar todo ben pechado", explica un marinero que, no obstante, no parece molesto con su presencia. "Ás veces métennos bos sustos cando imos para o mar pois se che cadran ao lado, fungan", añade. También merodean en los lugares de descarga de los arrastreros y otros barcos grandes, en busca de peces caídos. Por eso están alerta ante los miles y miles de cajas de xarda que en esta temporada llegan a la lonja.

Son ya más frecuentes en los puertos que en las áreas fluviales aunque, según señalan los biólogos, necesitan de agua dulce para acicalar y proteger su pelaje y por ello buscan fuentes o remontan los ríos.

Actividad nocturna: Andan de noite polos pantaláns e soben ás lanchas en busca de carnada, hai que deixar todo pechado

En los pantalanes de Celeiro, donde también al caer la noche se escuchan sus sonoras llamadas, tienen un magnífico comedero, no solo por si se despista un mújol o una jibia; en caso de mucha hambre tendrían a su disposición todos los mejillones adheridos a los amarres. Se las veía entre los grandes bloques de defensa del muelle pero sus apostaderos preferidos son los pantalanes de la bajura y lanchas deportivas.

En Burela llegaron a utilizar las escaleras de acceso a la antigua fábrica de gres. Allí descansaban hasta que gran parte de la estructura fue derruida pero tienen amplia cancha por donde moverse. Su refugio es la escollera pero suben al muelle en busca de cualquier resto de pescado. Las ven los marineros y también los pescadores deportivos durante la noche, como corrobora Gloria González, una de las cañistas que acude a la zona permitida en el nuevo abrigo del muelle burelés.

Pero también en Ribadeo, con mucha menos actividad pesquera profesional, las colonias de nutrias dejan rastro en los muelles y calles. Allí tampoco las amenaza nadie -su caza fue prohibida en 1975-, y han sido vistas jugando o pescando entre los pantalanes, una imagen que se repite a lo largo de todo el litoral gallego, sobre todo de noche, pero también en la zona peatonal y a plena luz del día.

Donde son más huidizas es precisamente en su hábitat natural de antaño, cuando preferían las limpias cabeceras de los ríos. Con el paso de las décadas, su presencia se trasladó al curso bajo de los ríos y desembocaduras.

GAVIOTAS Y JABALÍES

Entre los bureleses ya no sorprende la expansión de la fauna salvaje pero sí la forma en que se está resituando. Mientras que hace unas décadas el puerto era coto casi exclusivo para las gaviotas y después se expandieron a él los cormoranes , ahora cada vez se ven menos gaviotas. Estas, especialmente las patiamarillas, eligen los techos de los coches frente a los restaurantes con terrazas, en el mismo centro de la localidad. Y, con mal tiempo, aprovechan el refugio de la explanación en la fábrica de gres. Y los jabalíes, que hasta no hace mucho se aventuraban de noche a hozar en alguna huerta o jardín, ahora transitan las calles y playas con sus piaras. En el muelle, son las nutrias las que se hacen fuertes.

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