El establecimiento Os Muíños, situado enfrente de la playa de Esteiro en Ribadeo —la siguiente a As Catedrais—, goza desde abril de nueva vida de la mano de dos emprendedoras, Eva María Álvarez Rodríguez y Ana Cuesta Galván, que reabrieron el negocio en el que, además de hospedaje, ofrecen servicio de restaurante con una oferta variada entre la que gozan de gran éxito las albóndigas de bacalao. "Ahora están saliendo muy bien, también los chipirones en su tinta, el pulpo o los calamares, cuando en Semana Santa fue el boom de la carrilleras", comentan.
La carta, detalla Eva Álvarez, tiene "varios platos de la comida de toda la vida», como las propias carrilleras o la oreja, que preparan a la gallega o al ajillo; el lacón con cachelos, los callos con patatas o el picadillo —también de jabalí— que se completan otras opciones como cecinas de cebón o de León con Parmesano, croquetas caseras de ibérico o raciones más marineras como paté de cabracho, boquerones en vinagre, mejillones al vapor o a la vinagreta, pulpo á feira o al ajillo, gambas al ajillo, langostinos en su nido, calamares o, ahora en temporada, el bonito a la plancha que presentan "con tomate y espárrago en la plancha como acompañamiento". También tienen pizzas y sirven bocadillos fríos y calientes.
Eva y Ana, ambas asturianas pero la primera residente en Ribadeo y la segunda veraneante en A Devesa, trabajaban anteriormente en un chiringuito pero se animaron a "arrancar" su propio proyecto. "Le habíamos echado el ojo a Os Muíños porque al tener las habitaciones es un apoyo para el negocio, y la ubicación es muy buena, enfrente a la playa de Esteiro y a 500 metros de As Catedrais. El sitio es precioso, con terraza por el frente y por un lateral», destaca, a lo que se suma el aparcamiento. En el interior tienen una exposición permanente de acuarelas —a la venta— de la artista de Gijón Nieves Álvarez Sánchez.
Por el momento están "muy contentas", pues "la acogida fue muy buena, en Semana Santa ya llenamos todas las habitaciones y tuvimos mucho trabajo, y ahora estuvimos un poco apuradas para encontrar el personal", dice, pero contrataron a dos personas y en breve empezará otra para atender la mayor demanda que hay en verano.
Su clientela es muy variada, desde "gente de los alrededores que viene todos los días a tomar el vino", a turistas que van de paso y otros a los que ya conocían del negocio anterior. "Entre los huéspedes hay muchísimos extranjeros, curiosamente más por semana, y en los fines es más nacional".
Desmigamos el bacalao, que se pone en un bol con ajo picado, el perejil y la cebolla picada muy menuda. Añadimos un huevo y pan rallado y lo mezclamos todo. Hacemos las bolas de albóndiga, que se pasan por harina y se fríen en abundante aceite. Para la salsa, se rehogan con un poco de harina la cebolla picada, el ajo, el perejil y el vino blanco. Se añaden las albóndigas a la salsa, después las gambas peladas y un poco de fumet de pescado. Se deja cocer unos 10 minutos y ya está listo para comer.
