El mundo va mejor a pedales

El ciclista Esteban Mazzoncini, argentino, pasó por Ribadeo en un viaje por Europa y África
Mazzoncini con el alcalde, Fernando Suárez, en Ribadeo.EP
photo_camera Mazzoncini con el alcalde, Fernando Suárez, en Ribadeo.EP

Un argentino con la bici hasta arriba y una bandera que le identifica cruzó Ribadeo con paso tranquilo. Era Esteban Mazzonchini. En la mochila, más 85 países recorridos y su idea de llegar a los cien. No le va costar conseguirlo teniendo en cuenta que a Ribadeo llegó tras un recorrido que inició en Estonia y quiere rematar en Ciudad del Cabo, la ciudad más meridonial de Sudáfrica. En total, 200.000 kilómetros.

Como a todo el planeta, a Mazzonchini la pandemia de Covid-19 también le alteró los planes. A él le sorprendió en el corazón de África, se dio media vuelta hacia España y se puso a recorrer la península. A solo unos kilómetros de Ribadeo se encontró un acompañante singular: el alcalde. Fernando Suárez, sorprendido por su historia se lo llevó a comer a su propia casa.

Tremendamente agradecido, Esteban Mazzonchini relata que, en realidad, este tipo de comportamientos se extienden por todo el mundo de forma mucho más habitual de lo que a veces pensamos: "El mundo es mucho más hospitalario de lo que a veces nos hacen ver". Dice, por ejemplo, que Irán es uno de los lugares más acogedores por los que atravesó, pero también otras zonas de Oriente Medio o África.

Cree que en parte eso se favorece por la circunstancia de ir en bicicleta a paso lento. "La gente te para, hablas con ella, te saludan, te encuentran, te invitan a sus casas como me pasó aquí con Fernando... Es algo muy lindo".

Ante alguien que arrancó en Estonia llegó a Ucrania, pasó por el norte de África, por Guinea, Mauritania o Costa de Marfil solo en este viaje, es imposible no preguntar por los lugares que le impresionaron: "De lo último que recorrí, tengo que decir que me impresionaron muchísimo los acantilados del Loiba. Ya tenía idea de lo que me iba a encontrar, pero ¡guau! es impactante". Cita también la ruta de los Cárpatos por Rumanía o el tren más largo del mundo, que cruza 800 kilómetros de puro desierto en Mauritania".

MENTALIDAD. Pese a lo pueda parecer, este viajero charlatán y afable asegura que no es necesario estar en una forma física espectacular para poder afrontar una aventura como la suya, aunque él es profesor de Educación Física. Dice que cuando empezó en Argentina no estaba en buena forma. "Lo que pasa es que pasados los primeros días el cuerpo se te acostumbra. Eso sí, al principio sufres porque experimentas dolor, mucho dolor. Lo que pasa es que luego vas pasando por fases: cuestas arriba, luego lluvia, cuestas arriba con lluvia, nieve, viento, viento con calor como me tocó a mí a 50 grados en el desierto...". Pero no se queja. De momento dejó Ribadeo rumbo a Cangas de Onís, quiere ir allí y luego acabar en Madrid. Todavía le queda un largo paseo.

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