Molo: "Veía entrenar a Mágico González en la playa en Sanlúcar de Barrameda"

El exjugador y exentrenador está a punto de jubilarse de Alcoa y recuerda sus mejores años como futbolista
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photo_camera Molo en la fábrica de Alcoa. JOSÉ Mª ÁLVEZ

José Ramón González López, Molo (San Cibrao, 1960), está a punto de prejubilarse. A partir del 10 de julio de 2023 le dedicará más tiempo a su nieto, que si todo sale bien nacerá en diciembre, y pasará temporadas más largas en Tarifa, donde posee una vivienda. Pero hoy aquí venimos a hablar de fútbol.

Un fútbol que Molo ve muy diferente al que se practicaba cuando él jugaba, allá por los años 80 y 90. "La primera gran diferencia son los campos y los balones. Recuerdo cómo estaba el campo de Beltrán, en Xove, donde jugué diez temporadas, muy embarrado, y jugábamos con unos balones Micasa que pesaban muchísimo", recuerda. 

"Jugábamos en campos muy embarrados y con los balonces Micasa que pesaban muchísimo"

"Ahora hay muchos más medios, mejores campos, ha cambiado la metodología. Antes, un buen jugador técnico podía jugar en Primera División, porque se valoraba mucho la técnica, ahora prima lo físico", explica. 

José Ramón González López, 'Molo', en la temporada 1985/1986. EP
'Molo' en la temporada 1985/1986. EP

Molo jugó mayoritariamente en la Preferente "pero era mucho más fuerte que la de ahora, porque de Tercera se subía directamente a Segunda, no había Segunda B", aclara. Y habla de compromiso. "Había más antes", sentencia. "Yo trabajaba a turnos en Alcoa y tengo ir a jugar sin dormir, pedir permisos para poder ir a los partidos... Ahora los chavales se van a estudiar fuera y pierden el norte, si no tiene mucha calidad lo dejan, y luego están las clases particulares, la lluvia...".

¿Se entrenaba más antes? "No, tres días, como ahora", responde. "Pero los entrenadores están ahora mucho más preparados", dice. "Se entrenaba mucho la fuerza física y lo hacíamos en campos muy pesados. Entonces los jugadores éramos muy fuertes, yo andaba como un toro", reconoce. 
Otro de los aspectos que ha cambiado es la asistencia a los campos, para Molo. "En el Xove, en Preferente, yo tengo visto hacer más de un millón de pesetas de taquilla en un derbi con el Viveiro o el Burela", advierte, y en cambio "el otro día fui a ver al Viveiro y no había más de 300 personas", dice.

Plantilla del Xove con José Ramón González López, 'Molo'. EP
Plantilla del Xove con José Ramón González López. EP

Una de las anécdotas más divertidas que tiene Molo es cuando solo era un chaval de 18 años. "Acababa de llegar de Andalucía, donde estuve internado 12 años porque era huérfano. Entonces fui a jugar con el Cervo a Meira y teníamos un entrenador muy bueno, Luisín; al descanso perdíamos 1-0 y salí fuera del vestuario a fumar un cigarro. Luisín se enfado mucho y dijo que mientras fumase no jugaría más con él, pero Rafa, Xexo y otros le convencieron para que me sacase tras el descanso. Marqué tres goles, acabamos ganando 1-5 y cuando terminó el partido me dijo: "Fuma lo que te salga de los coj...".

Al descanso de un partido me eché un cigarro; el entrenador no me quería poner, pero le convencieron, marqué tres goles y luego me dijo: ¡Fuma lo que quieras!

Estando en Cádiz, Molo tenía como ídolo a Mágico González. "Era un crack. Yo me veía reflejado en él, por la manera de divertirse", subraya. "Era un fenómeno, los controles que hacía, los cambios de ritmo... Recuerdo que le íbamos a ver a la playa de Sanlúcar de Barrameda", recuerda.

Sobre sus preferencias actuales, afirma que es simpatizante del Real Madrid "aunque no soy de esos fanáticos que ve penaltis donde no los hay" y respecto a jugadores "me gusta Benzema, que está a un nivel muy grande, como Lewandowski", concluye.

Currículo de Molo
Como jugador estuvo en el Xove Lago diez temporadas, pero también en el Sacido, Cervo, Mondoñedo, Valadouro y Alfoz. Como entrenador empezó en el Sacido y pasó por el San Ciprián, Santaballa, Iberia, Folgueiro y en el Viveiro, tanto en categorías inferiores como en Tercera. Lo dejó hace doce años pero el curso pasado echó una mano en la escuela de fútbol del Viveiro.

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