Mitos del deporte mariñano: Manolo de Liz, exjugador del Sporting A Pontenova

Jugó de delantero casi toda su carrera, siendo pichichi varias temporadas, aunque terminó jugando en el medio campo
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photo_camera Manolo de Liz. JOSÉ Mª ÁLVEZ

Manuel Liz López (Pontenova, 1962) fue uno de esos delanteros que tenía un idilio eterno con el gol. Salvo una temporada en La Comercial de Lugo cuando era juvenil en Liga Nacional, jugó en el equipo de su pueblo, el Sporting A Pontenova.

Uno de sus mejores recuerdos fue un ascenso con el equipo mariñano en el campo del Valle del Oro de Segunda a Primera Regional. "Recuerdo que en el campo podía haber 2.000 personas. Date cuenta que la oferta de ocio era mucho más limitada; la presión en los campos era muy grande", argumenta. Manuel dejó el club local el año que se ascendió a Tercera y durante su carrera casi siempre jugó como delantero "aunque fui retrasando mi posición con el paseo del tiempo", advierte. Fue el máximo goleador durante varias temporadas.

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Manolo de Liz, tercero por la derecha de pie. AMA

Su amor por el Pontenova se vio reflejado en su época de estudiante, en León, donde curso la carrera de veterinaria, profesión que ejerce a día de hoy. "Venía para jugar con el equipo en tren a Lugo, y eran jornadas de 24 horas entre el partido y el tren", recuerda. Otras veces, cuando venía a pasar el fin de semana, se pasaba al menos "doce horas en el tren", puntualiza. Y es que el transporte en los años 70 y 80 no es como el de hoy en día. 

Cuando estudiaba en León veterinaria, venía a jugar con el equipo en tren a Lugo, eran jornadas de 24 horas entre el partido y el tren

Estudiando en León jugó el Trofeo Abilio en un equipo donde coincidió con Óscar Cacharrón y cuyo premio por ganar la final fue un coche. A raíz de este torneo y de verlo jugar "desde la Cultural Leonesa, que tenía dos equipos, me quisieron fichar, pero yo preferí seguir en A Pontenova; aquí tenía a mis padres, mi novia...", argumenta.

Una de las espinas que se le ha quedado clavada a Manolo de Liz, como se le conoce, es haber sido entrenador. "Me hubiera gustado", reconoce. De lo que sí ejerció durante tres años es como presidente del club. "Me lo pidieron en un momento que se habían quedado sin fútbol, y aunque no era mi vocación me engancharon", dice. "Lo que me atraía era darles una ocupación a los chavales; más tarde renuncié, ya había hecho el primer tramo de la carretera", comenta.

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Manuel de Liz, de pie, primero por la izquierda. AMA

Para Manuel Liz, el fútbol ha cambiado mucho, y para bien. "Yo viví un fútbol distinto, donde solo había un árbitro sin linieres en los partidos", señala, y añade. "El otro día vi luz en A Mina y me acerqué y había un partido de niños y niñas, mixto, y me gustó muchísimo", subraya, y reconoce que "ahora los entrenadores son mucho mejores, están mejor formados", dice.

Si le preguntas por un entrenador, responde. "Raúl  González no deja llevar móviles a los jugadores del Castilla; me gustaba como jugador y me gusta ahora como entrenador", dice. ¿Y jugadores? "Me gusta mucho Messi, porque te quedas prendado de él, pero también la forma de ser y lo que ha sido como jugadores Iniesta, o Fran, al que he admirado mucho", revela.

Me gusta mucho Messi, pero también la forma de ser y lo que han sido como jugadores Iniesta y Fran

Los partidos de mayor rivalidad son los que mejor recuerda "como contra el Riotorto o el Ribadeo, que impresionaba jugar en ese estadio", dice. "También me gustaba jugar en el campo del Alfoz", y desvela que "nunca cobré jugando al fútbol, y me ofrecieron dinero y trabajo en el Ribadeo", concluye.

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