La memoria de las otras víctimas nazis

Antonio Muñoz pasa su descanso veraniego en A Mariña, donde se toma un respiro en su trabajo en la Universidad de Lisboa, donde investiga a los trabajadores españoles esclavizados en la época: las víctimas olvidadas del fascismo
undefined
photo_camera Antonio Muñoz. P.V CEDIDAS

La memoria colectiva generada por episodios espectaculares como los juicios de Nuremberg a los dirigentes nazis y a algunos de sus más crueles acólitos, junto al paso de las décadas, hacen que hayan caído al olvido muchas otras atrocidades no tan atronadoras pero igualmente terribles.

Una que implicó a millones de personas fue la de los trabajadores esclavos para los nazis. Los hubo de toda Europa y no faltaron los españoles. A estos últimos los estudia Antonio Muñoz, investigador de la Universidad de Lisboa que estos días descansa de su actividad en Barreiros, a donde llegó a través de un amigo de la infancia de Gijón: "Lo vi, me gustó y acabé comprando un piso aquí".

Muñoz habla prácticamente de corrido de las investigaciones que realizó y que le llevaron a comprobar que decenas de miles de españoles trabajaron para los nazis. La mayoría fueron forzados y muchos lo hicieron en la Francia ocupada, en el régimen de Vichy, pero otros también acudieron voluntariamente inducidos por el régimen franquista, pero sobre todo por la Falange.

Los hubo de todas partes "pero muchísimos gallegos". "La verdad es que es asombroso lo poco que se estudió este fenómeno para las miles de personas a las que afectó, sobre todo de la zona de Vigo y Pontevedra, pero también los hubo lucenses", asegura.

De hecho tiene localizado a un burelés, José Ben Piñana, que trabajó para el régimen de Vichy en La Rochelle. Hubo también gente de Ribeira de Piquín que lo hizo en Burdeos. Y bastantes más de la zona sur, como por ejemplo de Quiroga.

Muñoz cuenta su historia sin ocultar ninguna arista: muchos fueron enviados a trabajos forzados directamente por Franco por haber combatido en favor de la República y otros fueron voluntarios. "A estos últimos", relata, "no se les dio la misma publicidad que a la División Azul hasta el punto de que prácticamente no se supo nada de ellos".

De los forzados se supo poco, pero en los años 60 y 70 reclamaron unas indemnizaciones que había establecido el Gobierno alemán». Aunque en principio eran indemnizaciones que no estaban pensadas para casos como estos, lo cierto es que los tribunales acabaron dándoles la razón y esto hizo que "ahora los casos que fueron a juicio se encuentren perfectamente documentados y sea relativamente sencillo comprobarlos".

Otra cosa son los que luego reclamaron y les indemnizaron directamente "porque en ese caso lo único que hay es un folio solicitando esa indemnización y otro en el que se les reconoce, y punto. Así que eso es mucho más difícil de encontrar porque hay que buscarlo en un almacén gigantesco donde están archivados todos esos procesos. Ahí los casos de los juicios ocupan ficheros bien gordos que es más sencillo localizar".

CONTRADICCIONES. Aunque hubo esclavos y trabajadores voluntarios para los nazis, Muñoz explica que las cosas no salieron siempre como se pudiera pensar: "Entre los que se fueron a trabajar voluntariamente, sobre todo a Francia pero también algunos a Alemania o Polonia, hubo casos muy dispares. Por ejemplo, hubo trabajadores gallegos que acabaron en lo que era el campo Auschwitz 3, que era una enorme petroquímica".

Lo que sucedió es que esa industria empezó a sufrir bombardeos "y allí empezaron a morir algunos españoles. Algunos quisieron regresar. Ya hacia 1944 sí que hubo una auténtica escabechina a causa de esos bombardeos".

Así que se dio la paradoja de que mientras muchos trabajadores forzosos conseguían sobrevivir en distintas zonas de Francia, otros voluntarios acabaron víctimas de las bombas "e incluso en campos de concentración como Dachau, donde localicé algún español. ¿Cómo fue eso posible? Pues no está muy claro de momento, pero así sucedió".

El caso burelés. Antonio Muñoz relata de forma más pormenorizada el caso del burelés José Ben Piñana. Por ahora lo que sabe es que "fue oficial del ejército republicano y se exilió al final de la guerra. Pasó por varios campos del sur, trabajó para un Grupo de Trabajadores Extranjeros de Vichy y luego fue llevado por los alemanes a las obras del Muro Atlántico, primero a Burdeos a construir la base submarina y luego a hacer búnkers en la Isla de Re".

Él fue uno de los miles de republicanos que reclamaron una indemnización alemana en los años sesenta. "Se la negaron y fue a juicio", sigue relatando el investigador, que añade que en los documentos que tiene «vemos uno muy curioso, que anuncia una sesión del juicio Jose Ben Piñana contra Renania del Norte-Westfalia, porque las indemnizaciones no eran cosa del Estado central, sino de los länder. En este proceso José toma la palabra, cuenta su historia, y gracias a ello conocemos algo de la vida de un exiliado gallego hasta ahora por completo desconocido".

El censo de gallegos exiliados de la Guerra Civil editado por el CCG en 2011 habla de poco más de mil exiliados pero Muñoz dice que "con mi investigación estoy sacando a la luz decenas y decenas de gallegos exiliados de los que no se tenía noticia. Ben Piñana es uno de ellos" y lanza la pregunta sobre "quién puede en Burela contarnos algo sobre él".

OTROS CASOS. La historia de los trabajadores forzados españoles del III Reich no discurre en paralelo a los aspectos mas conocidos del exilio que son la resistencia y la deportación, sino que se entrelaza con ellas.

Es el caso de Luis Sánchez Toirán, "un exiliado que trabajó en la construcción de la base submarina de Lorient. Allí los españoles estaban encerrados en un campo de la Organización Todt llamado Franco, en lo que seguramente es un macabro ejemplo del humor alemán. Posiblemente se fugó y entró en la resistencia. Fue detenido en Rennes y deportado a un campo de concentración, Natzweiler, en la Alsacia anexionada. Después fue enviado a Dachau. De los casi 10.000 españoles deportados, unos 2.500 fueron enviados desde Francia en 1942-44, y acabaron no en Mauthausen por lo general sino en Dachau, Buchenwald, Neuengamme, etc. Es el caso de Luis".

Dice que este caso lo localizó recientemente en el Arolsen Archive "y hasta ahora no parece que se supiera que era gallego".

Memoria histórica: "Hay cosas que no se entienden"
Antonio Muñoz se muestra crítico con la actitud del Gobierno hacia la memoria histórica: "Por ejemplo, hace poco que en Ribadeo se recibieron los restos de un miembro de la División Azul. Muy bien, nada que objetar. Pero me llama la atención que no se haga ningún tipo de trabajo sobre esta gente que trabajó esclavizada. Lo pusimos en conocimiento del Gobierno y ni siquiera se nos contestó. Se ve que no hay ningún interés en sacar esto adelante".

Más en A Mariña
Comentarios