En medio de tanta desgracia la naturaleza nos regala imágenes que nos congratulan con la vida, como la que captó hace un mes Antonio Liborio, vecino de Celeiro, al descubrir a su perrita Andrea amamantando a un corderillo cuya madre murió poco antes como consecuencia del parto en el que él vino al mundo. Ahora, Antonio Liborio ha compartido con este diario un vídeo en el que se puede ver que la mastín continúa cuidando del cordero.
"Anda detrás da cadela como se fora a súa nai", cuenta el ganadero sobre la tierna imagen que ha llevado la alegría a una explotación que ha sido más veces noticia por cosas malas, como los continuos ataques de lobos, que mermaban la cabaña de bovinas.
Fue precisamente para tratar de reducir esos ataques al ganado cuando Liborio apostó por los mastines como protección para el rebaño. Así, llegaron Titos, el macho, y Andrea, la hembra, que el pasado 18 de diciembre parió cuatro cachorros, que ahora comparten juegos con el corderillo. "Andan todos xuntos, porque os cans, que son dous machos e dúas femias, xa corren ben", reconoce el ganadero, que no cree que le ponga nombre a la cría. "O año non está bautizado, pero de ter un nome sería Adoptado", ríe este xovense.
Antonio Liborio está sorprendido de la reacción de algunos animales ante la DESESPERACIÓN DE OTROS. "A verdade é que a natureza é sabia e aínda pasan cosas boas do mundo", reflexiona desde su explotación, mientras recuerda que no hace mucho tuvo que vivir el episodio contrario, "pois a cadela querendo xogar cun dos años enganchouno cos dentes e matouno sen querer, pero mira, agora parece que lle entrou o coñecemento", asevera el vecino de Celeiro.
PROTECCIÓN. Un vecino que está encantado con la función de estos animales, de raza mastín leonés, en la protección del ganado, pues "desde que están eles logramos que non viñera nin o lobo nin o cocho", se congratula el ganadero celeirense.
"Hai que darlles de comer, pero vale a pena, porque aforran moitos disgustos", explica Antonio Liborio, que cuenta con tres ejemplares, a los que sumará uno de los cachorros; otros dos ya están comprometidos y aún resta buscarle casa al cuarto de los perros que parió Andrea, de algo más de un año de edad, por lo que le queda mucho aún por crecer para alcanzar el gran tamaño de su raza, que está considerada una de las mejores para el cuidado del ganado en semilibertad.
El hombre sufrió continuos ataques en varias de la zonas en las que tiene pastando el ganado, al que se dedica porque le gusta ya que es algo con lo que convivió desde siempre en su casa, pero cuenta con otro empleo, motivo por el que incluso se llegó a plantear cesar con la explotación por las continuas bajas de reses, para las que aunque recibía ayudas nunca compensaba el trabajo y la pena de perderlas.
La pandemia tampoco ayuda a la salida al mercado de las reses, porque ha visto mermadas las ventas por culpa de los cierres y la clausura de la hostelería, pero sigue siendo una pasión a la que no renuncia y confía en que vengan tiempos mejores.
De momento, se congratula de poder criarlas sin contratiempos mientras disfruta de entrañables momentos como el que tuvo la oportunidad de vivir en la mañana de este martes.