Yasmine llegó hace unos dos años a la vida de Marina Dovale y de su hija Kenia cuando el lobo mató a la pony que tenían con un potrillo en su finca de Galdo (Viveiro). La madre ya había comentado a un vecino que trata con caballos que quería uno porque la niña montaba al pony y se le quedaba pequeño. Un día llegó con la yegua, cuyo destino era el matadero, se la entregó diciéndole que estaba enseñada y a ver si la sacaba adelante. "Me fie de él porque también me regaló la pony, cuando dice que se va entregar lo hace, de eso entiende", comenta.
"Cuando la vi se me cayó el alma, traía el lomo machacado de la silla de montar, estaba esquelética, no se mantenía en pie ni quería comer, venía muy mal, casi para morir. Empecé a ponerle antibiótico y con curas continuas. Debajo de la costra tenía una bola de pus y las moscas iban a ella en verano, por lo que le puse un pañuelo. Tuvimos química, se me caía el alma curándola", explica.
Al abrir el chiringuito junto a la playa de Area se preguntó: "¿Y ahora qué hago contigo?". Decidió que les acompañase y cada día por la mañana pace el campo donde sitúa la terraza. "Hace cinco cacas al día, le digo a Kenia que las recoja con una pala o las enterramos con un sacho". El resto del año está suelta en su finca y pasa la noche en la cuadra, que limpia su dueña cada mañana. A Marina le gustaría que tuviese una cría para tener dos.
Tanto se encariñó con ella, que "primero es la yegua y después los clientes, es una alegría". Su hija, que también está encantada, asegura que "disfruto mucho corriendo con ella por la playa". La monta a pelo cuando no quedan bañistas y su madre dice que "saca la elegancia del caballo, que tiene porte, finura, es increíble, ningún jinete le saca eso".
Marina dice que mantener un caballo es caro. "Con lo que alimentas un caballo, puedes tener tres vacas, porque tiene que estar rumiando seguido, tampoco que explote, pero esta es de hincharse. Le doy hierba seca y pienso, además del pasto y le repongo agua, unos tres cubos al día. Aquí tiene su comida y su cariño". Asegura que no da patadas ni muerde, aunque ella dice eso por la megafonía para que no le acerquen niños para hacer fotos, porque "no se puede tocar los animales si no los conoces, a veces la molestan cuando duerme".