Miles de personas despiden en Ribadeo a los jóvenes fallecidos en el accidente de Xove

Un funeral estremecedor, plagado de dolor, llantos y emociones a flor de piel reunió a una auténtica multitud en torno a la iglesia parroquial ribadense para acompañar a unos familiares y amigos totalmente rotos y desconsolados

Un dolor inaceptable. Así se vivió este lunes el funeral por los jóvenes de Ribadeo fallecidos en el accidente ocurrido en Xove, en las cercanías de las inmediaciones de Palmeiro. Lo presidió el obispo de Mondoñedo, Fernando García Cadiñanos, que lanzó un mensaje importante a la gente que abarrotaba una iglesia que se quedó pequeñísima: "Acompañad a las familias no solo en este momento, sino durante mucho más tiempo". Lo van a necesitar porque el abatimiento de todas ellas era evidente y el desconsuelo terrible.

Aunque los familiares de Sergio Villar declinaron realizar oficios religiosos, su recuerdo estuvo obviamente presente durante todo el tiempo al igual que lo estuvo el de Lara P., la menor cuyo sepelio se celebró durante la mañana en O Carballiño. No importó demasiado a la hora de se desatasen infinitas muestras de una pesadumbre total con las familias hundidas.

Algo similar sucedió con los cientos de jóvenes que se agolparon en el templo, incapaces de asimilar nada de lo sucedido y superados por unos acontecimientos que superan a cualquiera y que se acentúan todavía más a su edad. Apenas salieron de la iglesia con la misa concluida, no podían contener un llanto que compartían apoyándose unos en otros.

Fue un no parar que duró unos minutos que no parecían acabar nunca. Porque si el silencio que presidió la iglesia de Santa María del Campo de Ribadeo era impresionante, todavía imponía muchísimo más el que se vivía fuera, donde cientos y cientos de personas esperaban pacientemente el final del oficio religioso en medio de un manto de silencio que no se rompíó más que los llantos de la gente que salía de dentro ya sin poder soportarlo más.

Nada más empezar la misa tomó la palabra en párroco ribadense, Gonzalo Varela, quien hizo también una apelación directa "ó sentimento de piña, que era xustamente o que facían estes rapaces" en función a la amistad que les unía. Posteriormente, García Cadiñanos comenzó también con la admisión de que afrontaba una misión imposible: "¿Qué se puede decir hoy? Nada". Y sí apeló posteriormente a la necesidad de "calmar y acompañar, y hacerlo con las familias durante mucho más tiempo del que estemos aquí", porque aseguró que ese acompañamiento es lo que más van a necesitar de ahora en adelante.

Por otro lado, el sexto ocupante del vehículo siniestrado, Sergio Rodríguez B, de 19 años de edad, ya recibió el alta en el Hospital da Mariña, situado en Burela. Este joven, que ingresó el sábado con heridas leves y en shock, abandonó el lugar del accidente, marchándose supuestamente a su casa y regresó cinco horas más tarde, cuando reconoció a los guardias que viajaba en el vehículo.

Mientras, el conductor Daniel Casielles R., de 19 años de edad, permanece ingresado en la Uci del Hospital Lucus Augusti, en la capital, a donde fue trasladado de urgencia debido a su situación de gravedad.

El joven herido continúa grave en el Hula

Durante la jornada de ayer siguieron llegando noticias de Lugo acerca del estado de Daniel Casielles, el joven que conducía el vehículo y que fuentes del Sergas confirmaron que continúa en la misma situación: ingresado en la Uci del Hula en estado grave.