Las manos que hacen brillar a las estrellas

Las manos y la imaginación de Óskar Aramburu, peluquero y caracterizador ribadense, están detrás de personajes y figurantes de grandes producciones cinematográficas y de series como ‘Juego de tronos’, ‘The Crown’ o ‘West World’
Óskar Aramburu. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Óskar Aramburu. JOSÉ Mª ÁLVEZ

Óskar Aramburu (Ribadeo, 1964) transmite un genuino entusiasmo cuando habla de su oficio, de ese devenir de peluquero y maquillador social a cinematográfico. El trabajo en los rodajes como 'crowd', como llaman al caracterizador de figurantes y personajes no principales en los rodajes, es complicado, pura adrenalina.

La tensión es aún mayor cuando tiene que ejercer como jefe de equipo. "El personaje no se va a su casa maquillado, ni con efectos como heridas simuladas. Al día siguiente hay que dejarlo exactamente igual", comenta. Imaginen a un centenar de peluqueros y otros tantos maquilladores dando vida a un ejército de 500 dorthakis y 200 Lannister para una escena de Juego de Tronos. "Hay que hacerlo bien y muy rápido", dice. Para descansar de forma temporal de esa vorágine abrió una peluquería en su pueblo natal, donde se siente más relajado. En su negocio cuenta con una persona de confianza que le sustituye cuando tiene algún compromiso artístico.

Aquel chaval, al que le encantaba diseñar crestas en el pelo de sus amigos en los locos años 80, decidió montar una peluquería en Santiago terminado su periodo de formación. Allí comenzó a interesarse por el mundo del cine de la mano de Albert Ponte, "el director que más cortos tiene del mundo mundial", asegura. Juntos grabaron varias obras en las que hizo sus pinitos como actor. Su peluquería se convirtió en el centro de producción de estos proyectos.

Desde Compostela viajaba a Madrid para ver a amigos dedicados a la caracterización, una profesión en la que se abrió paso al entrar en el programa televisivo Lluvia de Estrellas. Después le contrataron para Ana y los siete, con la Obregón. Dejó el negocio en manos de sus empleados y se lanzó al mundo del cine y la televisión, que compaginó con el trabajo en peluquerías. En los años 90 no podía vivir solo de sus labores cinematográficas, algo que actualmente ya es posible al haber aumentado de forma notable la oferta de series y películas. "Ahora puedes vivir todo el año de este negocio. A veces ganas en dos semanas lo mismo que en una peluquería en dos años", apostilla Aramburu.

"Compartí mesa con la actriz que interpretaba a Arya Stark. Estaban como en su casa. Todos somos profesionales"

La gran oportunidad le llegó cuando le contrataron para superproducciones, "esas que mueven más de mil personas", como Exodus, dirigida por Ridley Scott, o Astérix en los juegos olímpicos. La participación en estos proyectos internacionales facilitó que lo llamasen para las grabaciones hechas en España de la sexta y séptima temporada de Juego de Tronos. Comenzó como peluquero, pero más tarde echaron mano de su experiencia como caracterizador. Las incendiarias batallas con la intervención de dragones, con numerosos quemados, hacían más intensa la labor previa.

A diferencia de los rodajes con las grandes estrellas de Hollywood, los actores de Juego de Tronos, en su mayoría británicos, sí se mezclaban con el personal del rodaje. "Compartí mesa con la actriz que interpretaba a Arya Stark. Estaban como en su casa. Todos somos profesionales. No les molestas y saben que no puedes contar nada sobre la serie". Los operarios firman un contrato de confidencialidad para garantizar que no existan filtraciones del guión. "Solo te permiten sacar fotos por razones de trabajo, para replicar los maquillajes del día anterior".

El incumplimiento implica la expulsión del rodaje y una sanción económica. Entre las anécdotas vividas, Aramburu cuenta un gracioso roce con Jamie Lannister, El Matarreyes. "Estaba en la cola del cátering. Había mucha gente y no me di cuenta de que lo tenía delante, al ir vestido con la armadura. Agarramos un bote de sopa a la vez. Hicimos la coña de luchar por él y me lo llevé yo. Cuando nos cruzábamos, me lo recordaba", afirma. Este inquieto ribadense puede decir que es el único que superó en duelo al invencible caballero.

El sector audiovisual gallego tampoco le es ajeno al peluquero ribadense, que formó parte de los equipos ganadores de dos premios Mestre Mateo

Óskar Aramburu tomó parte en otros interesantes proyectos. Junto a Beatriz Millas se encargó de ambientar las escenas de La vida de Picasso, protagonizada por Antonio Banderas para National Geographic. "Nos basábamos en cuadros porque hay muy pocas fotos de la época para lograr unos decorados históricamente fiables", precisa. En Girona rodó West World, una serie de ciencia ficción en la que Anthony Hopkins "hace de malo malísimo, como siempre".

La historia comenzó en un parque temático del Oeste y para la tercera temporada, en la que trabajó Arámburu, se decoró un pueblo de Girona para simular la Toscana ocupada por los nazis. En este caso sí les cortó el pelo y peinó a protagonistas principales. Le llamaron también para los nuevos capítulos de The Crown, correspondientes a los años 80 y 90. "Tenía la sensación de ver viva a Lady Di, se me puso la piel de gallina", aseguró. Las caracterizaciones le resultaron fáciles en este caso. Era como regresar a su etapa adolescente, una vuelta al pasado. Su último trabajo fue para una serie italiana sobre narcotráfico, Los relojes del diablo, que tiene en su elenco a la actriz española Alicia Borrachero.

El sector audiovisual gallego tampoco le es ajeno al peluquero ribadense, que formó parte de los equipos ganadores de dos premios Mestre Mateo, uno de los cuales exhibe en su negocio. El primero lo consiguió con el grupo de caracterización de Un franco y catorce pesetas, el filme de Carlos Iglesias sobre la emigración gallega de los años 60 y 70. El segundo galardón lo compartió con Sabela Sanmartín y los caracterizadores de la serie de la TVG Hospital Real, que estaba ambientada en el siglo XVIII.

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