La mala salud de hierro del mundo rural busca cura

La Feira de Razas Autóctonas que celebra O Valadouro se ha presentado como una puesta de valor para el sector en plena crisis de precios 
Alfonso Blanco, con sus rubias gallegas en el prado. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Alfonso Blanco, con sus rubias gallegas en el prado. JOSÉ Mª ÁLVEZ

O Valadouro acogió este sábado la tercera edición de la Feira de Razas Autóctonas da Mariña, una cita que pretende ser un escaparate para toda Galicia y que tiene como objetivo la puesta en valor del inmenso trabajo y dedicación que hay detrás de este sector primario, que se demostró vital durante la pandemia y que ahora está de nuevo en la cuerda floja por lo bajos precios que perciben los ganaderos, a veces vendiendo por debajo del coste de producción.

"É unha cita coa que buscamos a dinamización do rural e para tratar de apoiar o sector gandeiro que tal mal o está a pasar pola baixada de prezos", asevera Eduardo Chao, el concejal del BNG responsable de la delegación de medio rural, organizadora de un evento que llega a su tercera edición, este año dentro de la polémica por las macrogranjas.

"A maioría dos que veñen son animais criados en extensivo e que producen unha carne de altísima calidade", añade el edil respecto de una feria que contará con la presencia de numerosos expositores, buena parte de la propia comarca, pero también los habrá de otras partes de Galicia, "e tamén contamos con que veña xente de diversos sitios como público, porque é unha das poucas que se fan en Galicia", reitera Bautista Vivero, el veterinario oficial de la feria, cuya misión es velar por el bienestar de los animales "e atendelos se hai algún percance".

Fue otra veterinaria local, Ruth Rodríguez, la que aportó la idea "e entre ela e máis eu miramos de poder facelo porque polo Noroeste da provincia non hai ningunha feira deste estilo", asevera Chao, quien insiste en que la visibilidad de las razas autóctonas es el objetivo de esta feria y todas ellas podrían ser una oportunidad para apostar por el rural. 

Javier Sixto con sus porcos celtas en Alfoz. JOSÉ Mª ÁLVEZ
Javier Sixto con sus porcos celtas en Alfoz. JOSÉ Mª ÁLVEZ

En el recinto se reunirán criadores de varias razas, tanto bovinas como ovinas, caprinas, porcinas o caninas, con representantes de sus asociaciones, a las que se sumarán la galiña de Mos y la piñeira, con la única prohibición de que procedan de concellos confinados por la gripe aviar, en la comarca solo Ribadeo y Trabada.

Varios de los representantes son de la comarca, como es el caso de la explotación alfocense Soli, anagrama de Sonia y Lidia, las hijas del matrimonio fundador de la sociedad a la que está a punto de sumarse de manera oficial Sonia, aunque lleva toda la vida vinculada a la tierra y al ganado. "Crieime dende pequena tendo gando na casa e a idea foi sempre quedarme aquí, pero primeiro fun estudar porque entendo que sempre está ben e así podo ampliar coñecementos para aplicar á explotación e facela máis moderna e eficaz", cuenta la joven, de 24 años de edad e ingeniera agrícola de formación.

Un ejemplo para otros jóvenes que quieran seguir su camino y hacer del rural una oportunidad. "Ten que ser unha alternativa para o que queira quedar", advierte Sonia Expósito, consciente de que no puede verse como una salida para el que no puede optar a otra cosa. Eso sí, como muchos de los jóvenes emprendedores, apuesta por una propuesta que le permita respirar. "Eu admiro como o levaron meus pais e eu quero seguir coa gandeiría tradicional pero doutra maneira, digamos menos escrava e aportar o meu gran de area, que para iso tamén me formei", asevera la joven sobre una decisión de futuro sobre la que su padre está más contento que su madre, "porque sabe que é un traballo duro e que os animais comen todos os días", explica.

En su casa fueron de los primeros de la zona en recuperar las ovejas autóctonas y ahora cuentan con un centenar de cabezas, de las que llevarán varias a la feria, pero también cabras gallegas, de las que tienen nueve unidades, y que son más complicadas de ver en la comarca mariñana.

En auge: "La crianza del porco celta se recuperó hace una década en la zona de la mano de una familia valadourense"

Hasta Ferreira desplazarán también vacas cachenas, otra de las razas autóctonas que producen y con buena salida. "Todos os anos fanse unhas xornadas no Pazo de Tovar e a xente sae encantada", recuerda Sonia, quien reconoce que al consumidor le costó adaptarse a esta carne, "pero así que empezan a probar só queren esa", dice. A la cita, los ganaderos de As Oiras también llevarán un burro ‘fariñeiro’, de los que ya cuesta encontrar y que en su casa es toda una institución y junto a Lolo llevarán ejemplares de cans de palleiro, que tienen en casa para el cuidado del ganado y que es una raza muy apreciada, "porque son moi intelixentes".

PRECIOS JUSTOS. Una explotación que a pesar de la diversidad de animales no escapa al problema genérico de no contar con precios justos para sus productos. "Non se poden perder cartos e hai meses que temos que adiantalos", confiesa Expósito. Un problema, el de vender a precio de coste e incluso por debajo, que es genérico a la mayoría de los ganaderos que ven peligrar no solo su medio de vida, sino la opción de comer de una manera sana, porque termina por hacer inviables las explotaciones donde los animales son cuidados con esmero. "Co tema da pandemia a cousa aínda foi a peor, porque subiu a luz, os pensos, os abonos, a forraxe, o gasóleo agrícola…, pero non o prezo da carne", cuenta Alfonso, de la ganadería Blanco Pernas, los apellidos de sus hijos y que cuenta con un centenar de vacas de raza rubia gallega en la parroquia de Frexulfe, en O Valadouro.

Una explotación que ya inició su padre con las "vacas do país", que siguió con él y que podría tener futuro con su hijo que, como en su caso, apostó por un trabajo en la industria por el temor de que las pérdidas de la explotación terminen lastrando el trabajo de toda una vida y de gente del rural que quiere vivir del ganado.

"O problema son os prezos, que as vacas sempre deron para si", cuentan los responsables de una explotación que cría con el sello de Ternera Gallega Suprema, una certificación superior que garantiza que los animales proceden de rubia gallega y cuyos terneros se alimentan de la leche de sus madres hasta los siete meses, solo tres antes de su sacrificio, y con comederos en extensivo. Un mimo en su cuidado que se refleja en la calidad de la carne, pero que no siempre el consumidor distingue y en eso pelean ahora, por darle la vuelta y por que el cliente sea consciente de lo que compra.

Por ello, ferias como las de mañana son una oportunidad para darse a conocer y dar valor a su trabajo. "É importante facer cousas para que a xente vexa que no noso val hai outros produtos e poidan tamén revalorizarse, e todos os eventos que se fagan son bos. O rural está complicado e tiña que ser ao revés, porque somos o primeiro elo da cadea", atestigua.

Sonia y su padre Antonio, con el cordero oreo. JOSÉ Mª ÁLVEZ
Sonia y su padre Antonio, con el cordero oreo. JOSÉ Mª ÁLVEZ

El porco celta es otra de las especies autóctonas que estará en la feria máxime cuando fue una familia de valadourenses la que inició su crianza en la comarca hace una década y ahora es Javier Sixto el que está al frente de una explotación de cuatro hectáreas que se puso en marcha hace un mes en Alfoz. Una nave en extensivo, con más de sesenta animales de cebo, a los que hay que sumar las madres y los lechones. Varios de ambos, además de un macho adulto, se verán en una feria a la que llegan con el cartel de favoritos, puesto que ahora mismo son una 'raza en auxe' entre los consumidores. Su crianza en libertad hace que la carne sea muy aceptada, "porque é máis infiltrada", asevera Javier, al frente la explotación de la que se abastece la carnicería familiar Hermelino, donde se completa el proceso, con la elaboración de embutidos, "que é do que máis sae, pero tamén en fresco na tenda e para a hostalería", cuenta el ganadero, quien certifica el éxito de un producto por el hecho de que deben comprar a otras explotaciones para abastecer el mercado, cada vez más creciente.

Un punto al que también costó llegar, pues cuando se iniciaron en su producción apenas era conocido en la comarca y fueron años de sacrificio y de dar a conocer un producto de gran calidad y de denominación propia.

Comentarios