Laureano Oubiña: "Tenemos una Guardia Civil de lujo y hay jueces corruptos o interesados"

Comenzó con el tráfico ilegal de tabaco y pasó después al de hachís, de lo que se arrepiente. El sábado estará en la librería Vivín de Ribadeo firmando ejemplares de sus memorias
 

Oubiña, frente al que fuera su pazo. AEP
photo_camera Oubiña, frente al que fuera su pazo. AEP

LA HISTORIA del denominado capo arousano Laureano Oubiña es la de un hombre criado, como muchos otros gallegos, entre granjas y barcos, en una familia humilde con taberna. El salto a la creación de un imperio en torno al tráfico de tabaco y hachís, principalmente, viene reflejado en el primero de los dos libros que conformarán su biografía. Ribadeo será el primer lugar de la provincia en el que firmará ejemplares. Será en la Librería Vivín, este sábado, día 13, durante toda la jornada.

Tiene una bodega y un negocio de transportes, que le facilitó sus primeros negocios con el.  Estraperlo de tabaco, ¿así empezó todo?
Empezó con el mercadeo de tabaco en 1969. Aún hoy en día hay un monopolio por parte de Tabacalera Española. No se puede comprar un paquete de sello azul genuino americano. Con Franco, la pena si te pillaban comercializando tabaco puro americano era de cuatro años, dos meses y un día. Con el transporte de hachís hacia Europa, comencé en 1995. Empecé cobrando 65.000 pesetas por kilo y eran en torno a cinco o diez toneladas. El traslado generaba unos 40 puestos de trabajo. Ya de niño había visto cómo se mercadeaba hasta con la comida en la posguerra, con las cartillas de racionamiento.

¿Por qué cree que sería mejor legalizar drogas como el hachís o la marihuana?
Porque es la única manera de acabar con el narcotráfico. No habría márgenes de beneficio. Aquí además se pueden producir hachís o marihuana, no habría que importarlos y en caso de hacerlo, la ganancia sería mínima. Pero hay una gran hipocresía social y unos brutales intereses económicos creados que lo impiden hacer. Nunca pensé que pasaría el año 2000 y estas drogas seguirían siendo ilegales.

Poco después de la Nécora, hubo 70 detenidos en la operación Pitón en Andalucía de la que nadie habló, ¿por qué?

Con intereses me refiero a cuestiones del tipo: ¿Por qué me denunciaron en la Operación Nécora por una lancha que me costó 75 millones de pesetas y poco después, la hicieron para la Guardia Civil por 315 millones?  ¿A dónde va ese dinero restante? ¿Por qué cuando interceptaron el barco Regina Maris en Cádiz en 1999 con 19 toneladas de hachís a bordo, pesaron la carga cuatro meses después y eran 12.500 kilogramos, estaba reseca, mojada e inservible? ¿Qué pasó con la mercancía? ¿Le dieron el cambiazo? ¿Quién controla a los que nos persiguen?

¿Ése es precisamente el objetivo de sus libros, desenmascarar la corrupción desde su experiencia?
Sí. Tenemos una Guardia Civil de lujo en este país. Tengo un nieto que estudia Criminología y me enorgullecería que otros fuesen guardias. Pero el problema es que no están bien separados los poderes político y judicial. Hay jueces corruptos o interesados, como fue el caso de Baltasar Garzón. Y los medios dependen del poder, por lo que no hay en realidad libertad de expresión. Todos debemos aportar nuestro grano de arena para que este país sea un poco mejor y que nadie se vea en la necesidad de tener que vivir del estraperlo.

Coticé por mi firma de transportes y la bodega y abogo por legalizar las drogas, para evitar el narcotráfico


Usted habló de la financiación ilegal de los partidos.
Viene de muy atrás. Habría que preguntarse hasta qué punto Escobar tuvo que ver con Felipe González para que Andalucía, donde siempre ha habido narcotráfico, no fuese objeto de persecución. Como Galicia no votaba a la izquierda, fuimos perseguidos. ¿Por qué carga contra Galicia la ley 11/1983 de Barrionuevo? Todo el mundo habla de la Operación Nécora en 1990 y nadie ha oido hablar de la Operación Pitón, un año después, con más de 70 detenidos en Andalucía, dirigida también por Baltasar Garzón, entre otros.

Por las empresas con las que cotizó, ¿recibe una pensión pública? 
Estoy jubilado desde hace años, pero al paso que van las cosas, no sé durante cuánto tiempo se mantendrá el sistema de pensiones.

"Siempre me gustó el riesgo, la adrenalina y ninguna fortuna se logra solo por la vía legal"
A sus 72 años, y tras superar dos veces el cáncer, Oubiña es creyente y piensa que algo le ha protegido hasta la fecha, por algún motivo, tal vez, el de "aportar algo a la sociedad". Le cambiaron tantas veces de presidio, que no pudo acabar la carrera de Derecho, aunque le falta solo una asignatura.

¿Para qué le ha servido la cárcel?
Solo sirve para saber quiénes son tus verdaderos amigos y familiares cuando sales. Además, es un disparate. Cada preso le cuesta al Estado 90.000 euros anuales. Y la reinserción solo es posible si el preso sale con un oficio aprendido.

¿Por qué llegan hombres humildes a construir este tipo de imperios?
Amo el riesgo y la adrenalina y también pequé de avaricioso porque hubo un momento en que no tenía por qué seguir y lo hice. Y, con todos mis respetos a otros que hayan generado fortunas de la nada, como Amancio Ortega, creo que no hay ninguna que sea legalmente hecha. Si volviera atrás no empezaría con el hachís y desaconsejo a mi familia y a cualquiera, que entre en ese negocio.

 

"No he podido devolverle nada al pueblo porque me embargaron todos los bienes"
Oubiña ya ha pasado tres décadas en prisión, pero especifica que "ninguno fue por narcotráfico como tal, sino por lo siguiente: más de cuatro años por cohecho, por intento de soborno a agentes; seis meses por descarga de tabaco en playa D’Aro en 1983; un año tras un registro y un altercado con un sargento; más de cuatro por la Operación Nécora; 17 años por tráfico de hachís y los últimos cuatro, por blanqueo de capitales".

Insiste en señalar que hay dos varas de medir, "para empresarios como Fernández Tapias u otros a los que el Banco de España concede un crédito para construir un barco que después matricula en Panamá y no se le imputa". Debido a los embargos de sus compañías, precisamente en el mencionado país, asegura que no le quedan fondos con los que devolverle a su pueblo bienes, en forma de residencias u otras mejoras.

Oubiña desmiente que el mundo que vivió sea tan sórdido como muestra el cine, con torturas al desobediente o fiestas libidinosas. Dice que no es eso lo que experimentó y por eso le parece "un despropósito total la serie Fariña. Me da pena que una productora gallega deje tan mal a Cambados. Ni sé qué es eso del asesinato de la corbata colombiana".

Su visión queda plasmada en un documental que se proyectará en breve en televisión. Presentó su libro en la Fundación San Francisco de Asís, a la que apoya, aunque "no reciben subvenciones" y en la que ha conocido a chicos "como un valenciano que fue capaz de dejar las drogas".

Lamenta las víctimas de la drogadicción pero lo achaca en parte a la desinformación que hubo en su época y a una imagen que se dio "casi de fomento, como la ofrecida en Madrid en un mitin con Tierno Galván, fumando". Y reflexiona: "Droga hay ahora igual que antes, pero ¿por qué no destroza tantas vidas? Quizás porque hay más información»" pondera.

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