Los mercados españoles registran la entrada masiva de pescado procedente de países como Irlanda o Escocia, que están enviando su producción en cantidades ingentes a España ante la caída de las compras por parte de Francia, que ha recomendado el consumo de pescado nacional para favorecer la recuperación del sector galo tras acusar un descenso de las ventas por la crisis sanitaria del Covid-19.
La organización de productores pesqueros de Puerto de Celeiro ya anuncia su intención de interesarse por esta situación ante el Ministerio de Pesca, a fin confirmar que realmente se produce la entrada de producto foráneo, de tamaño inferior y a precios menores, lo que estaría acarreando un grave perjuicio al sector español a la hora de comercializar su producción.
La OPP celeirense anticipa su propósito de efectuar una consulta para conocer si por parte de los países mencionados se respetan los TACs y cuotas establecidos. El sector ya tuvo que emplear una táctica similar el año pasado para solicitar la intervención del Gobierno central con el objetivo de evitar la invasión del mercado nacional con producto foráneo, lo que incidía de manera importante en las ventas, provocando un acusado descenso.
Las pescaderías constatan que el pescado fresco nacional recuperó precio en las últimas semanas después de la disminución ocurrida al comienzo de la pandemia de coronavirus, derivada fundamentalmente del cierre de la hostelería, que es una gran consumidora de este producto, cuyo mercado quedó limitado al ámbito casero a causa del confinamiento de la población para prevenir contagios por Covid-19.
La Confederación Española de Pesca (Cepesca) ya transmitió su preocupación al Ministerio de Pesca, criticando la pasividad de este organismo respecto a las condiciones de entrada de pescado en las últimas semanas, pero hasta ahora no se ha tomado ninguna medida para conocer si esta situación es regular ni tampoco se ha puesto en marcha una campaña para promover el consumo del producto capturado por la flota nacional. Salvo la iniciativa realizada por la Consellería do Mar con buena parte de las cadenas de distribución que trabajan en la comunidad gallega, nada más ayuda. Esta última campaña está dando frutos, aunque el sector tiene interés en que iniciativas de este tipo se pongan en marcha asimismo en los mercados de las grandes urbes del país.
La situación está repercutiendo de manera negativa en todos los segmentos de la flota española, que ya acusan una disminución en lo tocante a las ventas, debido a la importante oferta de producto barato y de menor tamaño que llega de los países europeos citados, que lo envían para España al no consumirlo en origen.
