Huida desde el corazón del conflicto con destino Burela

Olena, Khrystyna y Darina entrenaban este jueves por la mañana en el parque Rosalía de Castro con un balón en los pies. Hace menos de 20 días emprendieron un viaje desde Jarkov, a apenas unas decenas de kilómetros de la frontera con Rusia, hasta España, donde intentan integrarse y resguardarse del terror de las bombas
Khrystyna, Darina y Olena, en el parque Rosalía de Castro de Burela.
photo_camera Khrystyna, Darina y Olena, en el parque Rosalía de Castro de Burela. JOSÉ Mª ÁLVEZ

Calle Rosalía de Castro, Burela. 12.00 horas de un maravilloso día de primavera. Tres jóvenes ucranianas van a la cancha multideporte del parque con un balón de fútbol sala en los pies.

Son Olena, Khrystyna y Darina. También está Zoia, la madre de la primera. Han huido de la guerra. De las bombas. Dejaron Jarkov el 7 de marzo y tras una ruta interminable están hoy en Burela. Hace menos de veinte días estaban todo el día en las bañeras o en los pasillos de sus casas, lejos de las ventanas, retando al horror, al miedo. Otros, en los sótanos; algunos, en el metro.

Olena, la única de ellas que habla un poco de español y de inglés, nos enseña, a través de su teléfono móvil, cómo era el complejo deportivo donde entrenaba con su equipo, el WFC Tesla, donde trabajaba. Antes y después de las bombas. A pesar de haber huido de su casa, de una guerra, no pierden la sonrisa.

Ya por la tarde, en la Pensión Bar Luzern, quedamos junto a Violetta Chernova, mujer kazaja que lleva en Burela desde 2015 y que nos hace de imprescindible traductora. La historia la relata Olena, de 29 años.

"En el tren a Leópolis no se podía ir al baño, tampoco andar por los pasillos, solo se escuchaba el llanto de la gente"

"Salimos de Jarkov el 7 de marzo. Lo que nos impulsó fueron las bombas que cayeron el día anterior", dice. Allí se quedó su novio, que está cuidando de su abuela, y de sus tíos.

El primer tren que cogieron fue de Jarkov a Leópolis. "Había mucha gente. Estuvimos parados sin salir una hora y media. Avanzamos un poco y se volvió a parar otras dos horas. Nos dijeron que era porque los rusos estaban bombardeando el trayecto por donde pasaba el tren", asegura.

En los compartimentos de cuatro personas iban ocho. "No podíamos ir al baño porque en los pasillos había mucha gente, algunos durmiendo de pie", subraya. "Lo peor eran los llantos, los niños, las mujeres, los abuelos, todos lloraban", cuenta con una tranquilidad asombrosa. "Los trabajadores tiraban las maletas del tren para que cupiera más gente y hubo personas que llegaron a Leópolis sin nada", afirma.

Desde Leópolis fueron en autobús hasta la frontera de Polonia primero y más tarde a Varsovia. Luego el peregrinaje les llevó a Zurich, París, Barcelona, Madrid, y Ourense, siempre en tren.

"Los empleados tiraban las maletas del tren para que cupiera más gente, y muchos llegaron sin nada a la frontera"

Hace unos días llegaron a Burela. Todo el transporte fue gratuito. !Estamos sorprendidas y muy agradecidas porque nos ha ayudado mucha gente, sobre todo en Polonia, en París, en España cuando llegamos, en Burela", asegura. "En Polonia salía la gente de sus casas para darnos comida".

Olena afirma que los días anteriores a la invasión se notaba la tensión. "Unos creían que iba a haber invasión, otros no", dice. Pero el 24 de febrero el terror se hizo visible. "Al principio parecían fuegos artificiales, no me lo esperaba", reconoce, y más porque en Jarkov la mayoría de la gente habla ruso y se sienten cercanos.

"Nos sentimos como hermanos, estamos casi en la frontera, todos hablamos ruso, tenemos familiares y amigos en Rusia, en Bélgorod, al otro lado de la frontera", advierte.

Pasaron muchos días metidas en las bañeras o en los pasillos de sus casas, lejos de las ventanas por el temor a los misiles

Olana mantiene el contacto con su novio y sus familiares. "Hay barrios que están más destrozados que otros. Me dicen que están destruidos 800 edificios, entre ellos hospitales, casas residenciales, colegios, guarderías, supermercados...", comenta.

¿Y que piensa del presidente Zelenski? "Mi opinión es que pudo hacer algo más para evitar la guerra, tuvo que haber más diplomacia, pero él se ha quedado en su país, él y su familia, sigue al mando, y eso me merece mucho respeto", asegura. "Yo también quiero volver a mi país, es donde tengo mi vida, mi familia, mis amigos", afirma.

Olena piensa en el futuro de esta guerra. "Lo que dice el Gobierno de Ucrania es que la guerra va a durar hasta mayo, pero estamos preocupadas por si empieza la tercera guerra mundial", asegura la joven.

Desde su Jarkov natal llegaron a Leópolis, Polonia, Viena, Zúrich, París, Barcelona, Madrid y Galicia; diez días en total

"Hay una mala señal. Días antes de la invasión, en la embajada rusa en Ucrania se estaban quemando los documentos. Hoy nos cuentan que están haciendo lo mismo en la embajada rusa en Polonia", asegura.

"Espero que se acabe pronto", afirma, y por primera vez noto en su rostro cierto aire de melancolía, de sufrimiento que sin duda lleva por dentro. "Está muriendo mucha gente inocente, niños, murió el marido de una amiga mía debajo de los escombros, y los rusos bombardearon en una zona donde un grupo de personas estaba haciendo cola para recoger ayuda humanitaria; fallecieron seis personas", relata.

La emoción les pudo el pasado miércoles, cuando se realizó un Círculo de Silencio en Burela. "Al principio había poca gente, pero luego se llenó la plaza y acabamos llorando por la emoción", dice.

Recogida de productos. Dentro de ese apoyo que han notado desde que llegaron, está el que les brinda la SD Burela veteranos. A través de este equipo se realiza una recogida de alimentos, ropa y productos de higiene para ayudar a estas mujeres.

Destacan en el comunicado que hicieron en las redes sociales que Burela "é unha vila donde conviven máis de 40 nacionalidades diferentes e foi sempre un exemplo de integración, respeto e amizade cara outros pobos, independentemente da cor de pel ou a lingua que fale", comentan.

El lugar de recogida es en la Casa da Xuventude, de lunes a jueves en horario de mañana y tarde, y los viernes solo en horario de mañana.

Sentimientos: agradecimientos y mucha emoción
Olana quiso agradecer el apoyo que les han brindado desde que han llegado a Burela. Sobre todo por parte de Alfredo Veiga, de Pescados Rubén; de Carmela, del Concello de Burela, Sonia y Marta, de la Cruz Roja, y también de Violetta Chernova, la mujer de un destacado podólogo de la localidad, Miguel Murias, y que lleva más de cinco años viviendo en Burela. "Sentimos que Europa está apoyando a Ucrania", desvela.

Futuro inmediato

De las doce personas que llegaron a Burela, la mayoría se quedarán en la localidad, pero Olana, Khrystyna y Darina, que son jugadoras de fútbol sala, buscarán jugar esta última parte de la temporada en algún equipo, todavía no saben cuál. Se habla de Puertollano y de A Coruña, pero no está decidido.

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