"Houbo días duros, de dor forte e febre alta, pero canto menos sufrimento transmitas, mellor"

Estuvo aislado casi 40 días, pero no se sintió "decente, non digo ben, ata os tres meses" ► Fue el primer contagiado de covid en la provincia
Francisco Rivas Chavarría, primer contagiado de coronavirus en la provincia de Lugo. J.M. ALVEZ
photo_camera Francisco Rivas Chavarría, primer contagiado de coronavirus en la provincia de Lugo. J.M. ALVEZ

Francisco Rivas Chavarría se convirtió en noticia, sin pretenderlo, hace un año. Protagonizó el primer caso de coronavirus de la provincia de Lugo, donde la pandemia deja por ahora casi 12.00 contagiados y 234 fallecidos en doce meses, y fue también el primer hospitalizado. Este focense, que ejerce de director de banca de empresas del Sabadell Gallego para Galicia Norte, pasó una auténtica cuarentena, aislado en una habitación del hospital Lucus Agusti, donde ingresó con neumonía bilateral, y en su casa. Su experiencia hospitalaria fue dura. "As dores eran moi fortes, máis intensas canto maior era a febre. Moitas veces levantábame da cama para apoiarme na ventá porque non aguantaba dos cadrís. Estás mal, pero queres vivir", relata.

Rivas no trasladó ese drama personal al ámbito familiar o social. No quería preocupar a su entorno más cercano y tampoco a la sociedad en los artículos titulados Diario de un aburrido que remitió a este periódico. "Lamentarse non serve de nada, canto menos sufrimento transmitas, mellor", afirma. Es una máxima que aplica en su vida y lo hace con más ahínco para luchar contra una dolencia tan desconocida como temida. "Cada día era un paso cara á meta, a curación, e quería aconsellar á xente que tivese coidado, pero sen caer en estado de pánico", indica.

Aunque está inmunizado, a Rivas le preocupa que muchas personas "non sexan conscientes da gravidade desta pandemia" y alerta ante el riesgo de una transmisión comunitaria. "A responsabilidade persoal é a mellor garantía para a recuperación sanitaria e económica", subraya.

La primera noche en el Hula la pasó mal, con mucho frío. Tuvo fiebre los 16 días que estuvo internado, cinco de ellos con temperaturas muy altas. A los dolores lumbares se unía el cansancio.

El primer lucense con covid tuvo la suerte de que el índice de saturación pulmonar no le bajó de 91, por lo que no ingresó en la Unidad de Cuidados Intensivos, "na que teño entendido que entrabas se tiñas menos de 88". Era consciente de que se enfrentaba a un duro enemigo. Y más aún cuando escuchaba la agitada respiración del becerrense de la habitación contigua. Este hombre se desplazó de Suiza a Lugo para convertirse en el primer paciente de Uci del Hula, donde lo tuvieron 63 días.

La sensación de malestar provocó que Francisco Rivas dejase muchas llamadas de teléfono sin responder, pese a su arrolladora sociabilidad."Esgotábame falar, aínda que as mostras de apoio e as mensaxes eran reconfortantes". Estaba más cómodo escribiendo whatsapps. Pasaba las horas consultando la prensa y las redes sociales en el iPad, leyendo o viendo un poco la televisión.

Estaba illado na habitación e as visitas dos médicos e enfermeiros, con equipos de protección, duraban o imprescindible

La odisea inicial


Su odisea comenzó en un viaje a Madrid, a finales de febrero del año pasado , para celebrar su 60 aniversario y el cumpleaños de su esposa, junto a los dos hijos del matrimonio, uno de ellos residente en la capital española. "Alí foi onde me contaxei. Tiven os primeiros síntomas o día 29, xa de volta en Foz, con case 39 grados de febre", puntualiza.

En el centro de salud de Foz le diagnosticaron una gripe. La fiebre no remitía y volvió al ambulatorio. Ese día ya estaba su médica de cabecera, que lo remitió al Hospital da Mariña con un síntoma añadido, una pequeña inflamación en los testículos, que, según descubrió después, "pode ser un dos indicios do covid". Sus peripecias no quedaron ahí. No mejoraba y volvió dos veces más al centro hospitalario. "Á terceira foi a vencida. Ao facerme unha placa detectaron a pneumonía bilateral. Tamén din positivo en coronavirus e quedei ingresado", recuerda. Era un 8 de marzo.

Desde que enfermó hasta que lo internaron se sentía mal y apenas hizo vida social, lo que evitó contagios a su alrededor. No permitió que le visitasen sus padres, que son octogenarios, ni su suegra, de 92 años. "Fixémolo por precaución, non porque souberamos que tiña covid. Na casa só estaba a miña muller", precisa. Su esposa y uno de sus hijos dieron positivo, pero apenas tuvieron síntomas.

O meu nivel de anticorpos quedou en 113, cando a media oscila entre 15 e 30, polo que me elixiron para doar plasma

Precaución en el hospital


Rivas Chavarría llegó al Hula de noche, "rodeado de moitas precaucións. O coronavirus era entón un gran descoñecido", subraya. Lo confinaron en una habitación con vistas, "unha peceira de luxo", con un amplio ventanal y aislada con una doble puerta. Está muy agradecido por el trato que le dispensaron, aunque matiza que el contacto con enfermeros y médicos "era o imprescindible. A persoa coa que máis tempo pasei foi unha empregada que facía unha desinfección minuciosa pola mañá".

Una supervisora controlaba que el personal se pusieran bien los equipos de protección —batas, mascarillas, guantes y gafas—. Un completo uniforme de astronauta, sin resquicios. La demanda de Epis era muy elevada y hubo algún problema de suministro. "Á semana escaseaban as batas, pero arranxaron axiña o problema", cuenta Rivas.

El afán de minimizar riesgos motivó que le hiciesen nuevas placas en Radiología cuando salió del hospital para su domicilio. "Retrasaron este exame ata abril, despois da alta", agrega.

O tecido empresarial necesita axuda. Hai que sulfatar con diñeiro as pemes, con criterios de eficacia e viabilidade

Tratamiento


Al internarlo le advirtieron de que su estado era grave. Se enfrentaba a una dolencia demoledora y sin medicación concreta. Le dejaron claro que "non se sabía moito dela. Pedíronme autorización para darme un tratamento e comentaron que existían outras opcións se non me iba ben", recuerda. Los médicos se centraban en controlar que el virus no le "danase órganos".

Le medicaron con Kaletra, un retroviral usado contra el sida, "que non me fixo efecto" y con altas dosis de ibuprofeno y ácido acetilsalicílico.

Todavía no se había generalizado el uso del Remdesivir, un fármaco utilizado contra el ébola, cuyas propiedades terapéuticas disruptivas atacan el virus en fases precoces y evitan el empeoramiento de la enfermedad. "Non mo recetaron, pero xa se comezaba a usar", indica. Rivas tuvo noticia del Remdesivir a través de la neurocientífica e investigadora pastoricense Sonia Villapol, residente en Estados Unidos. "Coñezo á súa familia e mandeille unha mensaxe privada por Facebook. Díxome que ese medicamento era o máis utilizado en Norteamérica contra o covid-19".

Pensaban que tiña a gripe e fun tres veces ao Hospital da Mariña ata que me detectaron covid e pneumonía bilateral

Secuelas


Le certificaron que estaba libre del virus en abril, tras salir del hospital y pasar dos semanas en casa. Si se suman los días previos al diagnóstico, puede decirse que vivió una auténtica cuarentena. Pero salir de la lista de contagios no significaba un alta real. "Tardei en poñerme decente, non digo ben, uns tres meses", recalca.

Cuando le enviaron a casa se llevó una gran alegría, "xa que a miña muller estaba confinada e soa". Tras un nuevo encierro, y aunque había pasado tiempo suficiente para ser negativo, insistió en que le hiciesen la PCR antes de recibir el alta. "Quería estar seguro", afirma. Con el test negativo se creía curado, pero se dio de bruces con las secuelas. "Fun á panadería, a 200 metros da casa, e parei porque me faltaba aire. Cando te ves así si que che traballa a cabeza".

Ya incorporado al trabajo sufría dolores en la falange de una mano. Lo atribuyó al uso del ordenador, pero era otra secuela, ya solventada. Salvo una tos puntual por una pequeña alergia, Francisco Rivas puede decir que el coronavirus es "un capítulo superado, pero non esquecido".

En vías de recuperación, hizo más pruebas que cuando estaba enfermo. "A médica de cabeceira volcouse comigo. Non quería darme a alta ata que estivese ben e deixara de cansarme", dice. En los hospitales de Burela y Lugo también despertó interés su situación. Su nivel de anticuerpos era 113, cuando el normal oscila entre 15 y 30, y lo eligieron para donar plasma con el que combatir esta trágica pandemia.

Tiven febre os 16 días que estiven no Hula, pero non pasei á Uci porque a saturación pulmonar non me baixou moito

Bulos: "Hai xente que propaga mentiras e estigmatiza" 
La enfermedad le trajo también algún disgusto inesperado en el aspecto social. "Contáronme que algunha xente se apartaba dos meus pais, que son maiores, e iso doe. Tamén houbo algúns bulos inxustificados e maliciosos dirixidos a amigos. Dicían que estaban contaxiados, incluso en redes sociais", precisa Francisco Rivas. Considera que hay xente que "propaga mentiras e estigmatiza, aínda que estas actitudes dábanse máis ao principio da pandemia": 

Coyuntura económica
Desde el aspecto profesional, Francisco Rivas considera muy importante "saber canalizar os Fondos de Reconstrución Europea. España e Galicia xóganse moito. No caso galego é vital pechar ciclos en sectores como o forestal e o pesqueiro, sen esquecer a necesidade de darlle un pulo á hostalería e á canle Horeca". Como profesional de la banca de empresas considera que los Erte son "una palanca necesaria" para superar la crisis ocasionada por la pandemia. Las entidades financieras deben ser el engranaje para que estos fondos lleguen a las empresas. Rivas sostiene que una buena parte del tejido empresarial necesita de ayudas directas. "Hai que sulfatar con diñeiro as pemes, sempre con criterios de eficacia e viabilidade": 

Comentarios