Geólogos de la USC garantizan por 200 años la estabilidad de As Catedrais

Un informe sobre el efecto del cambio climático en la playa alerta de que la principal amenaza está en el borde superior de las rocas

Playa de As Catedrais. ANTONIO LÓPEZ
photo_camera Playa de As Catedrais. ANTONIO LÓPEZ

El informe sobre el efecto del cambio climático en la playa de As Catedrais elaborado, por encargo de la Xunta, por dos geólogos de la Universidade de Santiago (USC), garantiza la preservación del enclave durante al menos los próximos dos siglos, pero advierte de que la principal amenaza está en la parte alta del talud, por la infiltración del agua de lluvia en las rocas que podrían desprenderse y también por el tránsito humano. Para evitar el deterioro por estos factores, proponen prolongar y mejorar la actual pasarela de madera para los visitantes, de forma que quede separada del suelo en la rasa superior y evitar la destrucción de la cubierta vegetal.

Los geólogos Juan Ramón Vidal Romaní y Tania Cotelo recomiendan que la pasarela, de 1.270 metros en total, tenga miradores y acceso para personas con discapacidades. Sugieren repoblar con especies autóctonas la cubierta vegetal para proteger el talud y evitar construcciones en la rasa -ponen como mal ejemplo de conservación a Benquerencia-.

La subida del nivel del mar, por el contrario, apenas afectará a Augas Santas. Los expertos sentencian que mientras haya arena en la base, que actúa como un sostén de la roca, no hay de qué preocuparse y el monumento sobrevivirá como está más de un siglo. En cambio, si ésta se pierde y aparecen en su lugar gravas, como ocurrió en Os Castros, sugieren ofrecer un aporte de sedimentos arenosos al pie del cantil para preservarlo.

"Si los niveles de grava son liberados y quedan expuestos en la superficie, -algo que ya comienza a suceder esporádicamente en otros puntos de la costa como en Os Castros-, el progreso de la erosión se podría acelerar", apuntan los expertos en el estudio. "La preservación de la cubierta vegetal densa y continua permitiría conservar mejor la roca superior", inciden.

La costa ha permanecido alejada del mar desde hace al menos 135.000 años, por lo que su evolución actual se debe más a la erosión continental, esto es, a las aguas de lluvia en el sustrato rocoso y a los derribos del cantil, que al oleaje por ejemplo. Es más, está mejor conservada la parte inferior del enclave, que el tercio superior, muy degradado. La lluvia es, en parte, la responsable de que caigan los techos de las cúpulas o bloques de rocas. Y sin embargo, pese al impacto de las olas, los expertos concluyen que el macizo es resistente, prueba de ello es su verticalidad. Por eso, las recomendaciones "van en el sentido de proteger el acantilado fósil de la incidencia de los procesos continentales", teniendo también muy presente que el trasiego de visitantes "acelera la erosión".

La dinámica de As Catedrais no es propia de un acantilado rocoso, aunque sea de origen marino, porque no es un cantil activo, al menos en el momento actual. Sí lo son en cambio Campelo y Meirás-San Vicente, en Valdoviño.

Comentarios