Un gallego en el oasis sueco frente al coronavirus

Roberto Rouco vive junto a su familia la distinta manera de afrontar la pandemia del país escandinavo desde la ciudad del Lund
Roberto Rouco junto a su familia en Suecia
photo_camera Roberto Rouco junto a su familia en Suecia

Lund es una ciudad del Sur de Suecia. Roberto Rouco, vilalbés de nacimiento, pontés de adopción y que vivió en Ribadeo entre 2008 y 2012, reside allí junto a su mujer, Cristina, y sus tres hijos, Sabela, Adriana y Alexandre. Él trabajó en Ence Navia como ingeniero forestal durante esos cuatro años y ella, médico, lo hizo en el centro de salud de Ribadeo y en el de O Valadouro. Ellos son testigos en primera persona de una manera diferente de afrontar la crisis sanitaria global que ha provocado el coronavirus. En Suecia, por el momento, no se han cerrado las guarderías ni colegios, el transporte funciona de manera habitual, no hay cierre de fronteras, los restaurantes siguen abiertos y la gente continúa yendo al trabajo. ¿Por qué han tomado los gobernantes suecos este camino en contra de la mayoría de países de su entorno? 

"Hay varios factores que explican por qué no se han adoptado las mismas medidas que en España, las situaciones no son comparables", dice Roberto, que explica la primera. "Suecia es un país muy grande en extensión pero que solo tiene 10 millones de habitantes, de los cuales la mayoría vive en la zona sur, de Estocolmo hacia abajo", argumenta. "Aquí no tenemos grandes urbes como pueden ser Madrid o Nueva York, más bien ciudades de tamaño medio entre 50 000 o 100000 habitantes. Hay una gran dispersión poblacional y en ese sentido se parece más a Galicia", asegura. Otro factor clave es el cultural. En Suecia, dice, "la gente hace más vida en casa, no es tan sociable", subraya Roberto, y eso se acentúa en invierno donde los ciudadanos van "de casa al trabajo y del trabajo a casa porque se hace de noche pronto", señala. Eso puede explicar que el ritmo de contagio sea más lento.

Aquí la gente no es tan sociable y, sobre todo en invierno, va de casa al trabajo y del trabajo a casa

Otro elemento clave en el país escandinavo es que es una sociedad muy precavida en el tema de los contagios y tienen muy arraigada la idea de que "al mínimo síntoma de catarro, infección o tener unas  décimas de fiebre, el sueco se queda en casa. Están entrenados para esto". Roberto pone un ejemplo de cómo funciona: "Si tú te encuentras mal y tienes unas décimas de fiebre, llamas a tu empresa y dices que no vas a trabajar. Los dos primeros días, ‘karensdagar’, no te pagan nada, pero no tienes que ir al centro de salud a por la baja, o a que te vea ningún médico hasta el octavo día, por lo que se evitan mucho los contagios", argumenta. De manera similar actúan en el caso de que sea un hijo el que tenga una enfermedad. "Llamo a mi empresa y digo que me quedo en casa con mi hijo y no tengo que justificarlo ante mi empresa yendo al centro de salud a por el justificante; así lo que se consigue es que las infecciones no se contagien tan fácilmente", explica.

Por último, otro factor diferencial con España es que las relaciones en la sociedad sueca están basadas "en la confianza, digamos que es algo que nos choca bastante a los que venimos de otras sociedades, como nosotros". "Aquí la gente confía en que el gobierno, sea del color que sea, toma las mejores medidas para la ciudadanía y el gobierno confía en que sus ciudadanos van a seguir todas las recomendaciones, y recurren a la solidaridad y a la responsabilidad individual", argumenta Roberto, que pone un ejemplo. "Yo confío en que mi vecino, si tiene algún síntoma, no va a salir a la calle. En otras sociedades se impone más la picaresca, a ver como puedo hacer la trampa o donde encuentro un atajo... Aunque estoy hablando en términos generales y hay de todo en todos los sitios, puedo decir que aquí son más responsables y cívicos", explica el vilalbés.

Aquí la gente confía en que el gobierno, sea del color que sea, toma las mejores medidas para la ciudadanía y el gobierno confía en que sus ciudadanos sigan las recomendaciones

El día a día de Roberto no ha variado en las últimas semanas. Sigue yendo a trabajar a su empresa, BCC, que se dedica a aportar tecnología a los viveros forestales. Cristina, su pareja, trabaja en un centro de salud a las afueras de Lund y sus tres hijos van al colegio. El gobierno, en cambio, sí que ha tomado algunas medidas siempre basadas en el comité de científicos que lleva esta crisis. "Han prohibido hacer reuniones de más de 50 personas y también las visitas a los mayores en los asilos o residencias", explica.

El resto de medidas por las que ha optado el gobierno sueco, de centroizquierda tras las últimas elecciones en septiembre de 2018, han sido recomendaciones, como tener el mínimo contacto social, quedarse en casa al mínimo síntoma de enfermedad, incluso si es leve, lavarse las manos con frecuencia y a los mayores de 70 años que intenten estar los más aislados posibles, sin contactos. Pero las guarderías y colegios siguen abiertos, los transportes públicos funcionan regularmente, los restaurantes están activos, aunque con mucha menor demanda, y la gente sale a hacer deporte al aire libre o en los parques aprovechando la llegada de la primavera.

Como en España, se están implementado medidas para sortear la crisis económica de las empresas "Esta situación está afectando gravemente a la economía sueca, muy vinculada con las exportaciones. Por lo tanto algunas grandes empresas como Volvo, H&M, SAS, … han implementado medidas parecidas a los Erte que hay en España", subraya. En cambio, otros países del entorno, como Dinamarca, Noruega o Finlandia, al comienzo han tomado medidas más restrictivas, como cierre de todos los colegios o fronteras. "Son países diferentes, y quizás por algún motivo han aprovechado la coyuntura para implementar medidas más restrictivas que en Suecia, incluso cuando tienen menos casos", argumenta Roberto. 

La situación está afectando gravemente a la economía sueca, muy vinculada a las exportaciones y están implementando medidas parecidas a los ERTE en España

Roberto vive la crisis sanitaria de España a miles de kilómetros con preocupación pero con orgullo. "Tenemos un gran sistema sanitario y todo el personal está haciendo un excelente trabajo; tenemos que estar orgullosos", dice Roberto y añade que "se tiene que apostar por un sistema público de salud fuerte, fomentar la investigación y la ciencia, y evitar repetir la situación de recortes que se han sucedido en los últimos años. Quizás este sea un excelente momento para replantearse muchos temas, no cometer los mismos errores pasados e implementar medidas para promover e impulsar otros sectores productivos", dice.

La familia tenía billetes para venir a España, más concretamente a Sevilla, de donde es su pareja, para el 25 de abril «pero está claro que este año no vamos a poder ir a la Feria de Abril. También tenemos billetes para finales de junio, siempre vamos 4 o 5 semanas a Galicia y Andalucía, pero creo que tampoco va a ser posible», concluye.

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