Un equipo internacional de científicos, liderado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) consiguió reconstruir la historia del galeón San Giacomo di Galizia —también conocido como Santiago de Galicia—, un buque de guerra construido en Nápoles que naufragó en el año 1597 en el estuario de la ría de Ribadeo. El análisis de los 78 huesos de animales recuperados del pecio permitió confirmar la importancia del ganado que iba a bordo de los barcos y de la cerámica en la navegación del siglo XVI y, de forma concreta, su influencia en la alimentación y en la forma de vida de sus tripulantes.
La investigación, liderada por las científicas Ana Crespo Solana y Marta Moreno García, del Instituto de Historia (IH-CSIC); y Sagrario Martínez Ramírez, del Instituto de Estructura de la Materia (IEM-CSIC), aporta datos sobre la dieta de la tripulación. En concreto, el estudio de los 78 huesos recuperados a bordo del galeón Santiago revela que los restos corresponden a diferentes porciones cárnicas de vacas, corderos, cerdos, un ganso e incluso merluza, lo que sugiere el papel fundamental del ganado como fuente primaria de proteínas para la tripulación, según se desprede del análisis arqueozoológico del Laboratorio de Arqueobiología del IH-CSIC.
El mayor número de desechos de vaca frente a las otras especies apunta a que el vacuno fue una fuente importante de proteínas para la tripulación, según Moreno. Además, la identificación de partes de animales con menor valor cárnico, como cráneos y extremidades distales de las patas, plantea la posibilidad de que se transportara ganado vivo para su posterior procesamiento a bordo.
Los patrones en la carnicería, como la frecuencia y ubicación de marcas de troceado en porciones pequeñas y manejables, indican a los científicos que los métodos de cocción más habituales eran la ebullición y el guiso. Además, los datos relativos al envejecimiento denotan el probable consumo de carne tierna de vaca y cordero, indicando diferencias entre la alimentación de los oficiales de alto rango y el resto de la tripulación del navío.
La recuperación de un tarsometatarso de ganso, un hueso sin rendimiento cárnico, supondría la presencia de aves de corral vivas a bordo, mientras que una vértebra de merluza se relacionaría con la provisión de pescado seco. Asimismo, los análisis arqueométricos y químicos de las cerámicas, artefactos y restos óseos de fauna del yacimiento, han permitido a Ramírez, especialista en materiales del IEM-CSIC, reconstruir el itinerario de navegación del galeón.
Una ruta tremenda
Combinando esos datos con el registro arqueológico y la documentación histórica, los científicos afirman ahora que el buque partió de Nápoles y pasó por Cádiz y Lisboa antes de su hundimiento en Ribadeo.
Los resultados de esa investigación han sido presentados en la revista Heritage, que los ha recogido en un número monográfico especial sobre la vida a bordo de barcos de los siglos XVI al XIX. De acuerdo con la publicación mencionada, este naufragio y otros de la misma época representan un valioso patrimonio histórico y arqueológico que hasta ahora recibió una atención limitada desde la perspectiva de la investigación subacuática, aunque su estudio proporciona "nuevas perspectivas sobre los contextos históricos y materiales de los siglos pasados", señala Crespo.
La científica, especializada en historia y arqueología submarina, subraya que estos estudios "ofrecen una riqueza de datos significativos sobre la cultura material de la época, las dinámicas a bordo, las prácticas marítimas, las redes comerciales, los comportamientos y los conocimientos náuticos, así como el subsiguiente desarrollo y transformación de los sitios arqueológicos, los cuales se convierten en cápsulas históricas del tiempo".