La furgoneta despeñada en O Vicedo era una 'casa rodante'

En su interior aparecieron un colchón y enseres como si hubieran sido recuperados de una mudanza, pero no material erótico

El izado de la furgoneta despeñada en el acantilado del mirador de Moreiras, en San Román (O Vicedo), concluyó este miércoles pasadas las cuatro de la tarde con el depósito de sus restos en las cercanías del área de descanso. Las labores se prolongaron durante unas siete horas al tener que salvar un acantilado de más de 100 metros de altura, pero los operarios aún trabajaron una hora más para ubicar la chatarra en que quedó convertido el vehículo sobre el camión grúa que lo transportará para su desguace.

Las empresas Grúas Rodolfo, de Vilalba, y Servicios Subacuáticos Meitín S.L., de Viveiro, fueron las encargadas de llevar a cabo el operativo, que arrancó a las nueve y media de la mañana, aunque Protección Civil de O Vicedo estuvo antes en la zona para señalizar la carretera LU-862, ya que fue necesario cortar uno de los carriles de subida hacia la localidad vicedense para que la pluma desplazada pudiese trabajar con comodidad, además de disponer de espacio para ubicar los camiones grúa.

El primer contacto con la furgoneta lo tuvo el buzo José Manuel Meitín, quien presume que el conductor acondicionó el vehículo "en plan casa rodante", ya que llevaba desde ollas hasta una catana pasando por un ordenador, esquíes, material de senderismo, una bicicleta, un par de colchones, una almohada, bancos de madera rotos, ropa, calzado y restos de una piscina pequeña de color azul. "Estaba arranxada como se fose unha autocaravana", reiteró.

Una gran grúa tardó siete horas en izar los restos debido a la inclinación y profundidad del acantilado del mirador de Moreiras

A este contenido hay que sumar una maleta llena de restos de madera y cerámica, así como otra con ropa, un maletín y un bolso -estos dos últimos se los incautaron los agentes de Tráfico de la Guardia Civil-, lo que pone fin a las especulaciones sobre que portase cajas con material erótico. Según pudo saber este periódico, el padre del conductor del vehículo despeñado manifestó interés en recuperar los enseres, indicando que procedían de un piso que el hijo había tenido que abandonar. En la furgoneta también llevaba libros: el primer tomo de La Bibele reescrita y comentada por Alexandre Eleazar y Teoría del Todo ifotónica de Alfonso Hernado Abejón, así como un diccionario de inglés.

Los operarios realizaron repetidos intentos para lograr que el cable llegase hasta donde se encontraba el vehículo. La operación resultó complicada porque la pluma no podía inclinarse más y el contrapeso de 200 kilos situado en la eslinga para tratar de que rodase no lo hacía al estar húmedo y blando el terreno, dado que por el acantilado baja un riachuelo, y el cable además prendía en los matorrales. "Faltaban 3 ou 4 metros de pluma, pero solucionouse recollendo o brazo. Por momentos pensei que non a sacabamos". La operación se topó con otro obstáculo, porque el firme bajo la plataforma de la pluma se hundía.

Más en A Mariña
Comentarios