La fricción entre dos placas en el Cantábrico causó el temblor que despertó a media Galicia

Una falla que se extiende de Palencia al mar ortegano provocó el terremoto de 4,4, uno de los más relevantes desde que hay mediciones
Temporal marítimo en A Mariña. EP
photo_camera Costa de Viveiro. D.V. (AEP)

El terremoto que en la madrugada de este viernes despertó por unos segundos a los gallegos y ha sacudido sobremanera las redes sociales tuvo una magnitud de 4,4, moderada según el Instituto Geográfico Nacional (IGN) pero casi como los más fuertes registrados el último mes en La Palma. En cambio, no implicó incidentes ni consecuencias como las que se viven en la isla canaria.

En el ocurrido frente a Ortegal se presenta el fenómeno de la subducción de dos placas tectónicas -una oceánica que se hunde bajo el borde de otra- pero no hay vulcanismo alguno pues se trata de una falla no activa.

El fenómeno ha sido estudiado por un equipo del departamento de Geología de la Universidad de Oviedo y es objeto de una tesis que el doctorando Jorge Acevedo leerá próximamente. Pero, ¿qué ocurre frente a la costa mariñana, asturiana y coruñesa para zarandear de esa manera a toda Galicia?

Dos placas que chocan

Acevedo explica que es consecuencia de la configuración cantábrica donde las fallas separan dos importantes bloques de la corteza terrestre, generando terremotos de baja intensidad. Ocurren en dos puntos principales: la zona frente a Ortegal y A Mariña Occidental, entre 50 y 60 kilómetros donde descantila la plataforma continental y otra área marina cerca de Avilés.

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Frente a Galicia las estructuras son muy antiguas y están ligadas a la formación de la propia Cordillera Cantábrica. "Ahí bajo el océano estaría el borde norte de la cordillera, aunque la mayoría son muy pequeños o no son detectados pues al producirse bajo el mar no hay estaciones submarinas como sí ocurre en tierra. Pasan desapercibidos", dice.

Gran circulación de fluidos

Aún así, el equipo de Acevedo y los profesores de la universidad asturiana Gabriela Fernández-Viejo, Sergio Llana-Fúnez y Carlos López-Fernández monitorizaron durante ocho meses la actividad sísmica de la falla cantábrica cubriendo una zona submarina de cien kilómetros de largo por 80 de ancho y de noreste a sureste.

"El fenómeno es el mismo que ocurre con la placa americana de los Andes y la del Pacífico y vemos que existen zonas donde hay más fractura, donde circulan más fluidos, con aguas ricas en metales. Todo ello favorece que haya terremotos", explica.

El tipo de roca también influye

Los geólogos terremotosovetenses indican que la falla discurre a lo largo de 350 kilómetros entre Palencia y el océano frente a Galicia y los tipos de roca en la corteza también influyen para desatar los terremotos. "Cuanto más dura -dice Acevedo-, más probabilidad de terremotos mientras que en las capas más blandas tiende a doblarse, algo que se percibe muy bien en la sismicidad en tierra.

En Cantabria casi no se producen pero sí en Galicia, con formaciones granitícas más antiguas y duras".

Profundidad e intensidad

Al contrario que en otros seísmos, el Instituto Geográfico Nacional no ha precisado oficialmente en su página la profundidad del mismo pero en declaraciones a Europa Press, una sismóloga de guardia precisó en un cálculo provisional que el epicentro se habría localizado superficialmente, a menos de diez kilómetros bajo el fondo del mar.

El investigador de la Universidad de Oviedo Jorge Acevedo dice que la mayor parte de la actividad sísmica estudiada ocurrió sobre los 20 kilómetros hacia el interior de la corteza. "Necesitaríamos tener bien rodeada la zona con sismógrafos para saberlo", indica.

¿Ocurrirán más en breve?

Al terremoto principal de las 6.32 horas siguieron nuevos epicentros pasadas las diez de la mañana. Tuvieron magnitudes 2.5 y 2.7 o de 2.5 a las 13 horas pero el IGN descartaba que fuesen a producirse series de réplicas como las que en los años 90 del pasado siglo llegaron a atemorizar a los lucenses, que padecieron las sacudidas del llamado triángulo sísmico de Becerrá- Triacastela-Sarria.

El 21 de mayo de 1997 el terremoto alcanzó 5.1, mientras que a lo largo de la historia hubo varios de más de 4 grados (el de este viernes está entre los de mayor magnitud).

A este del océano, el IGN no descarta que se sucedan otros más pequeños —también los hubo previos en la misma falla durante este mes, pero frente a Burela— aunque "lo normal es que sean más aislados".

En páginas internacionales sobre los seísmos destacan el de este viernes por la distancia de su epicentro a poblaciones como A Coruña y Viveiro.

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