El fenómeno de la okupación ha tenido en los últimos meses otro zona roja en la provincia de Lugo, además de la capital lucense, y es el municipio mariñano de Foz. En el resto de la provincia, el fenómeno pasa de puntillas, con algunos casos puntuales en A Chaira.
En Foz, en menos de dos años hubo tres okupaciones de viviendas y se frustraron otras dos tentativas en la Avenida de Lugo. Todos estos sucesos provocaron alarma entre los vecinos, que durante muchas semanas estuvieron en alerta por si se producían nuevos sucesos de este tipo.
Una de las casas usurpadas está en el barrio de Marzán. Fue en mayo de 2021 y en julio, aprovechando la ausencia de los okupas, los propietarios lograron bloquear con grandes piezas de hormigón la casa, que estaba deshabitada cuando entraron.
En Fazouro, unos jóvenes okuparon en septiembre de 2021 una casa en el barrio de Santo André que llevaba alrededor de unos 20 años cerrada. Los okupas cambiaron las cerraduras de las puertas, pusieron un candado en el acceso principal y colocaron un cartel que advertía de la presencia de perros. Semanas después abandonaron el inmueble de manera voluntaria.
Y en mayo de este mismo año fue allanada una vivienda de la calle Eduardo Pondal de Foz, pero fue abandonada poco después y el propietario tapió puertas y ventanas para evitar que volviese a entrar alguien.
En A Pontenova, en diciembre de 2021 también resultó okupada una vivienda del casco urbano que carecía de luz y agua. Las personas que entraron en ella acabaron abandonando el inmueble al poco tiempo.
TERRA CHÁ. Las comarcas de Terra Chá y Meira y en el concello de As Pontes siguen ajenas al fenómenos okupa, si bien en el municipio coruñés saltaban las alarmas el pasado lunes, cuando un matrimonio del Poboado das Veigas frustró un intento de okupación en una vivienda contigua a la suya. En su interior se encontraban tres jóvenes cenando que, al parecer, podrían llevar más de un día habitando en el domicilio.
Los vecinos que se encargan de supervisar la casa, ya que sus dueños residen fuera, los obligaron a abandonar el lugar. La Guardia Civil no tiene constancia de que se haya presentado denuncia por estos hechos.
En As Pontes consideran este allanamiento como un hecho aislado y las autoridades aseguran que en la actualidad no existen casos similares en la localidad.
Más sonada fue la okupación de la estación de autobuses de Vilalba durante el verano de 2019. En su interior se podían ver colchones, una mesa con varias sillas, un televisor y una alfombra que confirmaban que las instalaciones estaban siendo utilizadas para pernoctar. El recinto fue acondicionado posteriormente.
Un año antes, en 2018, el párroco de Duarría, en Castro de Rei, había denunciado la okupación de la rectoral. Unas mujeres habían limpiado el recinto y le había puesto un candado a la puerta.
