La romería de O Naseiro confirma un regreso por todo lo alto, con multitudes en las sesiones vermú y las verbenas como las que ayer volvieron a congregar a miles de personas que, en el primer tramo de la tarde, combatían el intenso calor hasta con pistolas de agua. En las casetas pandillas de familias y amigos de todas las generaciones siguen disfrutando de este esperado regreso: "O Naseiro é un sentimento que non podes transmitir", decía una romera.
"É a mellor festa, se en Viveiro nos falta O Naseiro e a Semana Santa fáltanos todo", agregaba Esperanza Martínez de 72 años, que destacaba que es una romería "moi familiar, diferente ás demais porque aquí entra todo o mundo, desde os nenos ata os maiores". Con doce para comer, ayer habían preparado salpicón de bonito y recordaba sus primeros naseiros con su abuela, "viñamos a pé, traiamos unha cestiña cada neta e todo o mundo carretaba".
Otro asiduo desde niño es José Veiga. "Xa ía con meus pais e meus avós de pequeno e agora en pandilla levamos indo 35 anos". Son 30, todos de Viveiro, y lo mejor es "ir de mesa en mesa e compartir uns días con xente que igual non ves en todo o ano".
Las ganas de volver a disfrutar de la fiesta se notaban también entre los más jóvenes, que destacaban asimismo la convivencia intergeneracional: "É unha festa na que todo o mundo ten o seu espazo e pode gozar dela, non é coma outras que foron desprazando á xente maior, e aquí también hai bebés, para ilos acostumando dende pequenos", decía un vivariense.
La sesión vermú doble con los grupos Arizona y La Bamba terminaba sobre las cinco y media y volverían a actuar en la verbena. Hoy estarán el grupo Tania Veiras y la orquesta Fuego y mañana, el grupo Kalima y la orquesta Suavecito. En el campo de las atracciones, finalmente se sumó el Jumanji.
Por otro lado, el desembarco infantil puso el broche de oro a una Festa Normanda de Foz multitudinaria. "Foi desbordante, había xente por todos os sitios", comentaba el presidente de la organizadora Desembarco Normando, Pablo Fraga. Ayer era el día más esperado para los niños, que como los adultos recrearon su propia lucha contra los invasores, eso sí, con armas inofensivas, y disfrutaron además de juegos a su medida. "A eles gústalles meterse no papel dos papás e nós intentamos plantar a semente para que non morra a Festa Normanda", reseñaba Fraga.
