El sacerdote Fernando García Cardiñanos ha tomado posesión este sábado como nuevo obispo de Mondoñedo-Ferrol en un acto en el que ha apelado a la "fuerza de los que se dejan llevar por el Espíritu" ante una "sociedad herida y desvinculada".
En una celebración en la catedral mindoniense, ha estimado que la ciudadanía está "envuelta en las sombras de un mundo cerrado". "Vive el drama de la inequidad y de la crisis del compromiso comunitario", ha asegurado el prelado.
Ante una amplia representación eclesiástica, política o militar, ha considerado que el "episcopado es honor y carga", pero "un título de servicio más que de honor". "Señor me invita a ir a la otra orilla, a salir para expropiarme entregándome", ha declarado.
Cardiñanos ha aludido a una nueva misión para encararse en estas tierras gallegas, de periferia geográfica, "que saben de emigrar y acoger, de peregrinaje y permanencia".
El nuevo obispo ha subrayado que la sociedad está "teñida por el sufrimiento de la pandemia y de los problemas sociales que ha traído".y que "necesita el encuentro personal con la buena noticia del amor del Padre, que Jesús nos comunica en su espíritu".
Citando al papa Benedicto XVI, ha reseñado que "no se comienza a ser cristiano por una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un acontecimiento, con una persona que da un nuevo horizonte a la vida y una orientación decisiva".
En un discurso cuya parte final ha pronunciado en lengua gallega, el sacerdote, de origen burgalés, ha indicado que la "misión en esta nueva etapa evangelizadora es más apasionante que nunca" y ha puntualizado que se necesitan "discípulos misioneros apasionados de Cristo y de cada hombre".
El arzobispo de Santiago de Compostela, el nuncio apostólico y el arzobispo emérito de Burgos han presidido la cita. Además, ha sido concelebrada por un cardenal, cuatro arzobispos y quince obispos.
