Una falta de civismo alarmante

Los vertidos incontrolados detectados en la Costa generan problemas de salud y de imagen. Ni la Administración ni el Seprona parecen capaces de ponerle freno a esta incívica conducta

Vertedero en A Ínsua. ÁLVEZ
photo_camera Vertedero en A Ínsua. ÁLVEZ

Los enseres, electrodomésticos y distintos tipos de desperdicios tienen su lugar indicado de recogida en los puntos limpios de cada ayuntamiento, gratis para cualquier vecino, y en Ribadeo por ejemplo, hay además una planta de tratamiento de los residuos resultantes de las obras, propiedad de la constructora Gratelu. Sin embargo, sigue habiendo ciudadanos que prefieren depositar sus basuras en fincas y montes e incluso cerca de áreas recreativas, como la vivariense de Ínsua.

Este tipo de conducta incívica supone una infracción severa de tipo medioambiental y, en épocas turísticas, como la actual Semana Santa, genera además una imagen pésima de los lugares en los que se pueden ver los vertidos incontrolados.

Las administraciones y los agentes del Servicio de Protección da Natureza (Seprona) persiguen este tipo de actuaciones. Les recuerdan a los ciudadanos que hay contenedores y lugares adecuados para su depósito y posterior tratamiento. Aún así, pese a los años y las instalaciones disponibles, siguen apareciendo vertederos en diversos puntos de la comarca.

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Parece que no desaparecen ni con los bandos de municipios como el ourolés, advirtiendo de lo incívico de tales conductas, que conllevan multas si se localiza a los infractores. "O Concello de Ourol fai saber que se recibiu visita de axentes da Consellería de Medio Ambiente informando da existencia de vertedoiros incontrolados", señalaba el alcalde, José Luis Pajón, en enero. El munícipe recordaba la existencia del servicio gratuito de recogida domiciliaria de enseres que se solicita llamando al ayuntamiento.

Solo hay que percatarse de la imagen que generan en lugares próximos a áreas recreativas como la vivariense de Ínsua o cerca de playas como la de Area, donde se localizaron escombros así como un sofá en las inmediaciones del faro. También los ha habido cerca del mirador ribadense de Santa Cruz y del cementerio de la villa.

Mención aparte merecen los residuos que se tiran o llegan a los puertos con la marea, como ocurre en el muelle de Burela donde se detectan desde hace tiempo sin que se limpie la lámina de agua en esos recodos sucios.

Las sanciones pueden alcanzar los 600 euros casos leves, y van de los 6.000 a los 1.200.000 euros en el caso de infracciones muy graves, relativas a residuos peligrosos o nocivos para la salud.

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