Expansión a todo gas

Juan Carlos Fernández dirige con su mujer el Grupo LlanoPonte, con los restaurantes La Quinta y Mar de Rinlo y apartamentos turísticos
Juan Carlos Fernández Carreiras, en el restaurante La Quinta de Ribadeo. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Juan Carlos Fernández Carreiras, en el restaurante La Quinta de Ribadeo. JOSÉ Mª ÁLVEZ

El focense Juan Carlos Fernández Carreiras y su mujer María Esther Montero están detrás del Grupo LlanoPonte, propietario de los restaurantes La Quinta de Foz, Ribadeo y Avilés, O Fogar da Quinta en Viveiro y la pulpería Mar de Rinlo en Ribadeo, además de la marisquería San Martiño Playa que abre en Foz en época estival y de los alojamientos turísticos Fermont, negocios en los que emplean a más de 80 personas, que superan las 110 en verano. En sus planes más inmediatos está abrir otro Mar de Rinlo frente a la playa de Poniente en Gijón y dar el salto a Alemania, donde abrirán en Marktredwitz –localidad natal de su mujer– el restaurante Lomas, al que llevarán el producto que trabajan aquí en sociedad con su cuñada, con la intención de dar el salto a ciudades más grandes si el proyecto encaja.

Próximas aperturas ► Da el salto a Alemania y ultima otro local en Gijón

El inicio de la trayectoria profesional de Juan Carlos Fernández vino marcado por un episodio que casi acaba con su vida. "Quería ser ciclista profesional, acababa de comprar un cuadro de una bici hecho en Francia a medida para mí y nunca lo llegué a estrenar porque sufrí un accidente muy grave, con un derrame cerebral y estuve más muerto que vivo, un mes en el Juan Canalejo", explica el hostelero, quien recuerda que a raíz de las intervenciones que le realizaron cambió su forma de ser y de ver la vida, y con 18 años decidió montar un bar de copas –el Fauce, Foz en romano– en un local que tenían sus padres.

"Arrasé, era el negocio más rentable en ese momento en España", asegura y añade que en poco tiempo llegó a tener ocho negocios con más de cuarenta empleados entre pubs, cervecerías y terrazas. También montó un kiosco, Mister Pizza, en primera línea de la playa de Foz para servir bocadillos de pizza a los jóvenes que salían de los pubs y amortizó la inversión en dos días: "Lo abrí un jueves y el sábado ya estaba desquitado. Había colas de 30 minutos y días de más de mil bocadillos, una salvajada".

Trayectoria ► De abrir pubs con 18 años a sumar restaurantes de éxito

Esos buenos tiempos para el ocio nocturno fueron cambiando con las restricciones horarias y con la ley antitabaco. "Los locales seguían funcionando pero empecé a notar que no iban como tenían que ir y los fui traspasando uno por uno", comenta sobre el cambio del ocio nocturno a la restauración, que empezó con cervecerías en Foz y Lugo y después con un restaurante italiano, el Carpaccio, del que aprendió que "el madrileño no buscaba italianos, porque ya los tenía en Madrid". Entonces decidió ofrecer productos de la tierra: "Zamburiñas, mejillones, pescado, arroces con bogavante..." y a partir de ahí nacieron los restaurantes actuales.

"Localización, localización, localización", escuchó decir Fernández Carreiras al dueño de la cadena Vips en una ponencia cuando le preguntaron por el éxito de sus restaurantes y fue un "cambio de chip" que aplicó a sus negocios, en las zonas más céntricas y concurridas de cada localidad y que además son locales en propiedad de la empresa, que curiosamente lleva el nombre del palacio Llano Ponte en la Plaza de España de Avilés, en el que montaron su restaurante. "Siempre compramos el inmueble, queremos ser los jefes, no depender de nadie", dice.

Esta buena ubicación también la demanda el cliente, comenta el hostelero, aparte de la "puesta en escena, ya que los locales aburridos y cutres cada vez gustan menos". Y añade que "antes que el precio" los consumidores miran la calidad del producto.

Conciliación ► Estudia cómo implantar la jornada laboral de 4 días

El gran reto del sector es encontrar trabajadores cualificados y considera que el negocio irá bien si el personal está contento. "Nosotros lo que queremos es hacer cosas y crear empleo, que mis empleados sean lo más felices posible", dice, consciente de que "la hostelería es un sector muy duro" y que es difícil de conciliar con la vida familiar. "La gente quiere vivir bien y tener una vida digna, porque cuando todo el mundo se divierte y los hijos tienen el día libre la mamá está trabajando, y eso hay que conciliarlo". En su caso contrató a un economista para tratar de cuadrar las cuentas y lograr la implantación de la jornada laboral de cuatro días, que cree que "es algo imparable", y aunque por ahora lo ve "inviable" confía en que con un aumento progresivo de precios y ventas puedan lograr margen para fijarla en el futuro.

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