La pedagoga Katy Brito aborda su experiencia para hablar con alumnos de emigración

Vino a Burela con 13 años, pero no tiene la ciudadanía al no llevar una década en España
2021041112565799567
photo_camera Kateline Brito, en la playa urbana burelesa, en la mañana de ayer. JOSÉ Mª ÁLVEZ

Kateline de Jesus Brito Tavares, Katy, llegó a Burela con trece años y, tras superar todas las trabas que supone no conocer el idioma, finalizó Pedagogía en Santiago. Su experiencia forma ahora parte de las charlas promovidas por el Concello burelés para estudiantes, a los que anima a formarse. Cree que en Burela no hay un "racismo explícito" pero sí "falta de integración".

"Yo he ido a la universidad, pero hay gente con ciclos superiores y no tenemos las mismas oportunidades laborales y eso hace que a veces la gente deje de estudiar pensando que el esfuerzo no va a servir de nada; por ejemplo, apenas hay gente caboverdiana que en Burela trabaje en sitios que no sean la hostelería o el mar, en el caso de los hombres", recalca. Algo a lo que anima a darle la vuelta, por lo que "uno de los motivos de las charlas es que a pesar de las barreras puedes estudiar lo que quieras".

Por ello, recalca que las charlas "son importantes para que el alumnado no inmigrante empatice con el que viene de fuera y facilite el proceso de integración". Y lo cuenta ella que, con 13 años, llegó a Burela "sin conocer a nadie de mi edad y sin saber el idioma, y la lingüística es una barrera fundamental a la hora de aprender, pero también de socializar, de relacionarte y de integrarse", cuenta.

Con esfuerzo ya desde el primer día, porque "llegué en junio y me pasé todo el verano en clases particulares", aprobó la Eso, el Bachillerato y fue a la universidad, siguiendo los pasos de su familia materna, todos con estudios superiores en Cabo Verde. Con un máster en investigación en educación, diversidad cultural y desarrollo comunitario confía en que pase la pandemia para poner en marcha "proyectos educativos que tengo en mente" aunque aguarda a hacerlos desde Santiago, la ciudad en la que estudió "una carrera que me encanta" y que le permitió un Erasmus en Coímbra, lo que además de vivir "una experiencia que recomiendo" le ayudó a actualizar el idioma portugués.

"Llegan más inmigrantes a Barajas que en patera"

La pandemia la ha hecho volver a Burela, donde reside su familia y donde apuesta por hablar a los jóvenes para ayudar a derribar barreras. Les habla de racismo, que ella misma ha sufrido, y cuenta cómo una vez "me tocaron el pelo sin pedirme permiso, porque a las personas negras se les ve como exóticas y se creen con derecho a invadir tu intimidad", relata, mientras alerta de que el microrracismo "es racismo en todas sus formas, pero más sutil y no nos damos cuenta porque forma parte de nuestras actitudes, pero es igualmente daniño".

Cree además que los medios de comunicación y la sociedad no ayudan a inculcar valores positivos con el que llega de fuera con menos recursos y sentencia que "llegan más inmigrantes a Barajas que en patera".

Un racismo que también tiene su vertiente institucional y recuerda que, aunque lleva la mitad de su vida en Burela, aún no cuenta con la nacionalidad española, pues "se exigen diez años en situación regular y yo no los cumplo hasta junio, cuando podré solicitarla, y no es un proceso sencillo", lamenta. Una espera que le impide presentarse a unas oposiciones, "cuando todos mis estudios los he hecho aquí".

Comentarios