En compañía de animales

"En diez años nunca ladró, ni al pasar junto a otros"

A Santiago López siempre le gustaron los perros y Nico es su primer ejemplar, que está a punto de cumplir diez años. Para él es el "labrador más guapo y obediente". Además, es sordo, por lo que "está educado con gestos y mucha paciencia"
Santi, con su perro Nico. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Santi, con su perro Nico. JOSÉ Mª ÁLVEZ

Al ribadense Santiago López Solloso le hace gracia que los perros tengan nombre de persona, por lo que le puso Nico al suyo. "A todos les voy a poner nombres de persona", afirma. En casa no le dejaron tener uno hasta que cerró la finca porque no querían que estuviese atado, así que ahorró dinero, "cerré la finca y traje al perro". Es un labrador sordo, por lo que "tiene que estar en todo momento mirándote, le llevé a hacer las pruebas y me confirmaron que no oye nada, aunque me extrañaba porque despertaba con el clac al abrir el yogur". Indica que no se separa de él y que, cuando se despista, tiene que moverse o saltar para que le localice.

Ahora su madre trajo otro perro, cruce de mastín y labrador, que se mueve mucho más. Cuenta que suelen tenerlos personas ciegas como guía y es un perro de personas. A Santiago le gustan los de razas de perros grandes, como puede ser el pastor alemán. "Este en diez años nunca ladró" y al no oír, mira o se sienta cuando pasa junto a otros que lo hacen. "Que no me falte, lo quiero un montón, es de lo más importante que tengo", asegura.

Santiago comenta que la mayoría de esta raza están gordos y leyó que "más del 70% no desarrolla la hormona de la saciedad, por lo que viven con constante hambre. Tienes que racionarles la comida, porque si les dejas comen todo en el momento". Quiere que el suyo engorde un poco, "porque ahora no para de nueve de la mañana a nueve de la noche", al acompañarle a la residencia canina que abrió recientemente en Ribadeo, donde algunos canes pasan más tiempo del que pensaba al comienzo. Por eso teme encariñarse, "les pillas mucho cariño, tuve un golden veinte días y me da pena que se vaya. Ahora me traerán un can de palleiro mes y medio, y ya le dije: luego no sé si te lo devuelvo". De momento ofrece sus cuidados y lavado, aunque en el futuro podría incorporar peluquería, una iniciativa en la que también espera contar con el apoyo de su novia.

La residencia canina tuvo muy buena acogida: "La Semana Santa fue espectacular, completé 17 boxes, es una satisfacción que la gente te dé un voto de confianza, esto es una responsabilidad grande. Este año es de prueba, que dé para los gastos, pero ya hice un ‘booking’ de perros porque facilita el trabajo", explica.

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