Basta echar un vistazo a la página web del Ministerio de Asuntos Exteriores para darse cuenta de la agitadísima agenda del titular de dicho departamento gubernamental: José Manuel Albares. Huelga decir que en el tiempo que lleva al frente del ministerio viajo tanto que ya se recorrió cuatro continentes y eso que lleva poco más de un año en el cargo. A ello hay que añadir que una gran parte de su trayectoria profesional la invirtió años trabajando en esta materia. Pero si de rincones especiales está hecho el mundo, hubo uno en A Mariña que el ministro no sospechaba cuando se vino a tomar un respiro con su amigo y senador socialista mariñano César Mogo a la tierra de este: Ferreira do Valadouro. Y es que allí, en la parroquia de Santa Cruz, se encontró Albares con un núcleo de población cuyo nombre no sospechaba ni por asomo: Albares.
Esta pequeñísima localidad conserva un topónimo idéntico al del titular de Asuntos Exteriores y César Mogo, excelente conocedor de O Val, como le llaman los lugareños, no quiso que su amigo y ahora eventualmente ministro se marchase sin conocer un lugar con el que, en todo caso, no guarda ningún tipo de pasado común.
La historia no es de ayer. Amigos desde hace ya muchos años, César Mogo invitó en verano a José Manuel Albares a conocer su propia tierra, que el ministro no conocía. Era una estancia de unos pocos días pensada especialmente para que Albares desconectase y descansase porque además se le echaban encima días complicado a la vuelta.
El propio Mogo cuenta que desde que llegaron "quixen que coñecera este lugar, porque nin o apelido de José Manuel é nada corrente nin o topónimo do pobo, que é o mesmo, é nada común. Son cousas que comparten e teño que decir que a el lle sorprendeu moitísimo e mostrouse encantado de poder coñecelo”.
Al margen de esta visita "desde logo fomos por toda a zona do Val, que eu tiña especial interese en que coñecese, porque ós que somos de aquí gústanos moito que a xente coñeza isto, porque é un lugar precioso que pensamos que non é tan coñecido como debería, así que disfrutámolo con moita tranquilidade, que en realidade é do que se trataba, de que el puidese descansar e estar a gusto uns días, por iso tampouco houbo actos oficiais".
Lo más parecido que tuvo Albares a algo oficial fue una visita prácticamente casual a unas fiestas en Alfoz donde pudo conocer al alcalde, el también socialista Jorge Val y a su vez amigo de César Mogo, y donde se fotografió con la comisión de fiestas “que por certo tiñan unhas camisetas dun verde do mesmo ton do xersei que levaba el, que comentou logo que pasaba desapercibido porque parecía un membro máis da comisión”.
Y también aprovecharon para conocer otros lugares de A Mariña como Ribadeo, Viveiro, Foz o varias zonas más del entorno como el castillo de Castrodouro. “O que me dixo cando marchou foi que se ía sorprendido e con gañas de volver, así que seguro que o fará. Tamén como nesta ocasión, para descansar, porque o certo é que foi unha estancia moi relaxada, que era xusto o que el quería. E esa circunstancia de descubrir un pobo co seu mesmo nome, foi unha coincidencia que agradeceu".