Cuatro décadas en los juzgados para evitar que derriben su casa en Area

Tomás Cociña pelea para que cambien el deslinde que afecta a una parte de la vivienda
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photo_camera Casa de Tomás Cociña en la playa de Area, en Viveiro. JM PALEO

Tomás Cociña Ben tiene 72 años. Lleva media vida litigando, junto a su familia, por una casa que adquirió en la playa de Area, en Viveiro, y que corre peligro de que se la derriben. El último desafío judicial fue negativo para sus intereses. La sección 1 de la Audiencia Nacional de Madrid desestimó el recurso que presentó el mariñano frente a una resolución del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente del 2 de octubre de 2017 donde acordaron no proceder a la declaración de innecesariedad para la protección y utilización del dominio público marítimo terrestre de su parcela.

Los hechos se remontan a principios de los años 80, cuando este xovense compró la vivienda en el arenal de Area junto a su mujer. Una vivienda que ya había sufrido varias transmisiones patrimoniales y cuyo solar perteneció, en su momento, al Concello de Viveiro. El primer problema judicial llegó en el año 1986, cuando se les notificó que la vivienda incumplía la Ley de Costas de 1969 porque invadía el dominio público. Finalmente el servicio de Costas de Lugo archivó este primer expediente, aunque sería iniciado de nuevo en el año 1992.

En el año 2002, a Tomás Cociña le concedieron una autorización para explotar un mesón en la casa con un permiso de 15 años de duración, pero por problemas familiares no abrieron finalmente el negocio.

En 2013 se aprobó la nueva Ley de Costas, haciéndose eco del informe del Parlamento europeo de 20 de febrero de 2009 en el que se instaba a las autoridades españolas "a proteger los derechos de los legítimos propietarios de viviendas y de aquellos que poseen pequeñas parcelas en zonas de la costa que no tienen un impacto negativo sobre el medio ambiente costero". Pero en este caso no ayudó a solventar los problemas judiciales para la familia, donde temen que el próximo paso que lleve a cabo la administración pública sea la propuesta de derribo de la vivienda familiar. "El ministerio quiere tirar la casa porque el deslinde afecta únicamente a una parte de la casa", explica Tomás, resignado.

"Adquirimos la casa con toda la ilusión del mundo, la cual contaba con licencia de obra, escrituras de propiedad y los terrenos habían sido vendidos por el Ayuntamiento de Viveiro", advierte el afectado, que dice que la "casa está deshabitada. No podemos habitarla porque lo prohibe Costas desde que otorgó la concesión para la explotación del mesón", cuenta.

"Solo nosotros sabemos lo que llevamos gastado en abogados, consultas, informes y juicios", dice Cociña, que afirma que intentará, mientras la salud se lo permita, "que haya un nuevo deslinde que tenga en cuenta todas las obras de urbanización que se han realizado en el entorno", mientras echa en falta la ayuda del Concello a lo largo de los años "porque esto viene provocado por no asumir su responsabilidad inicial en lo sucedido", argumenta.

La idea que tiene el propietario es "continuar defendiendo mis intereses, porque la ley cambia continuamente y tengo la esperanza, junto con otros propietarios particulares, que se dé una solución a los que hemos sido compradores de buena fe", afirma sin esconder sus esperanzas.

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