"Fue la pasada temporada que 4 de nuestras remeras ganaron la bandera de Chapela a bordo de Perillo en la que estaban cedidas. Entonces les dije que teníamos que intentarlo", explica Unai Fernández, el entrenador de la nueva tripulación femenina de Castropol que competirá por vez primera este 2022 en la Liga Galega de Traiñeiras. Fue el detonante pero el proyecto deportivo lleva años fraguándose desde las categorías inferiores, como trabajan los clubs serios. Algunas han conseguido ya logros importantes en banco móvil y a las remeras más experimentadas se han sumado amigas, deportistas que habían colgado el remo hace tiempo u otras con ganas de probar. Así hasta 17.
"Entrenamos más de lo que preveíamos —dice Unai— y solemos juntarnos todos los fines de semana para salir al agua y esperamos alguna incorporación más en verano para las regatas, de refresco para las que trabajan a turnos o si hay lesiones". Recibirán ayuda de otros clubes pero en este debut lo de menos es el resultado. "El objetivo es dar el paso y construir a largo plazo, tenemos 13 infantiles por detrás, necesarias para asentar las bases en años venideros".
Con esas miras, el batel ha sido básico y con el cogieron la remada del banco fijo, además de las cualidades del móvil, pues en remo olímpico se exige gran equilibrio en el bote. La tripulación suma en Castropol a Saray López, Izaskun Fernández, Natalia Fernández, Lorena Rodríguez, Laura Vilabrille, Cristina Lastra, Eliana, María Fernández, Enar, Miriam; y de Ribadeo bogan Carolina, María Cociña y Valeria Álvarez. "Mónica empezó este año a remar, como Olaya, de Medal, y de Corvera viene Cristina Blanco", detalla el entrenador castropolense. Suma en la bancada a María García, patrona de otros años, un puesto que ocupará ahora la alevín Andrea Vázquez.
Equipo joven y muy familiar —Unai tiene a bordo a su hermana, a una prima y a una tía—. "A veces cuesta desconectar en casa", reconoce con humor. Y es que su padre, Tino, sigue en la brecha, ahora en la proa de la trainera masculina, con toda una vida tirando del palo (y de sus astillas) o entrenando.
Ahora tienen que bregar con series que les permitan adaptarse a la misma distancia de regata que tienen los hombres en la liga gallega: 5.600 metros. Y quizás, aspirar algún día a superar a Chapela o Cabo para dar el salto a las traineras vascas de la liga Euskotren, donde reman solo dos largos. "Para el espectáculo, mejor dos largos pero si vamos a la igualdad con los hombres, los cuatro. Lo que no tiene lógica es que ellas remen menos distancia en traineras que en trainerillas", dice.
