Cristina Sánchez "Viveiro es mi lugar en el mundo, me siento a gusto"

"Me llamo Cristina Sánchez, soy psicóloga y escultora. Me siento de Viveiro, aunque nací en Buenos Aires. Mi madre y toda su familia es de aquí. Hago esculturas de rostros humanos y he expuesto en ciudades como París, Barcelona, Madrid y Florencia"
Cristina Sánchez, en su estudio. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Cristina Sánchez, en su estudio. JOSÉ Mª ÁLVEZ

¿Cuándo fue la primera vez que vino a Viveiro?
Yo nací en Buenos Aires, pero me siento vivariense. La primera vez que vine fue con 18 años, fue con mis padres de vacaciones. Regresé varias veces desde entonces, pero hace doce años vine con mi madre, que cumplía 90 años, para quedarnos. Falleció el mes pasado con 100.

¿Y cómo encontró Viveiro cuando vino?
Mira, para mí es mi lugar en el mundo. Me siento muy a gusto, me gusta el paisaje, las tradiciones, la gente. Mucha gente me pregunta si extraño Buenos Aires, pero solo extraño a los amigos que dejé allí. Además, en mi casa en Buenos Aires, se reunían muchísimos vivarienses que vivían allí. Ahora tengo amistad con nietos de amigas mías de allí.

¿Sus padres eran gallegos?
Sí, mi madre de Viveiro y mi padre de Rianxo. En 1987 me vine a vivir a Ribeira para ejercer de psicóloga, mi profesión, pero me fui porque extrañaba mucho Buenos Aires. Ribeira no era mi lugar en el mundo, Viveiro sí.

Hablemos de su faceta de escultora, ¿cómo se formó?
Yo estudié dibujo, cerámica y diseño. Hace 30 años compatibilizaba mi trabajo como psicóloga con la escultura, pero poco a poco lo fui dejando. Pero al venir a vivir aquí lo retomé. Guardé las estecas en la maleta y contacté con Regal cuando llegué. Y ahí retomé este mundo.

Su escultura Huecos ha sido premiada en el salón internacional de la galería Esart de Barcelona, ¿que siente?
Alegría. Pero no es el primero, también me han premiado en otros lugares como Madrid, Florencia o París. Es raro que me presente a un certamen y no elijan alguna de las mis obras.

¿Cómo es su escultura?
Es una forma de expresión. Cuando me pongo a trabajar con el barro, nunca sé de antemano lo que voy a hacer. Hay otros artistas que tienen un bosquejo previo, pero yo no. Es como un juego. Luego van apareciendo determinadas figuras, siempre humanas, con expresiones.

Cuando me pongo a trabajar con el barro, nunca sé de antemano lo que voy a hacer"

¿Cómo se siente cuando trabaja con el barro?
Estoy abstraída totalmente. Puede hacer frío, calor, que no me entero. Es una sensación de concentración total en lo que estás haciendo. Al no tener una idea preconcebida de lo que estoy haciendo también me dejo sorprender por lo que aparece. Sobre la mitad del trabajo es cuando ya empiezo a poder ponerle nombre a la pieza.

¿Y también pinta?
Originariamente la pintura fue lo mío, pero me siento más identificada con la escultura. Ya hacía figuras en un arenero que tenía en mi casa de Buenos Aires cuando era pequeña. También me gusta mucho la fotografía.

¿Tiene algún escultor favorito?
Sí, un francés que se llama Christophe Charbonnel. Me gusta mucho su obra, la expresión que tienen sus obras, no necesariamente el mensaje. Hace figuras mitológicas de grandes dimensiones.

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