"El confinamiento lo pasé con una brocha en la mano"

José Luis Combarro nació en Puertollano, Ciudad Real en 1956. Está jubilado. Fue presidente del comité de empresa de Alcoa durante algunos años, también del comité europeo. Ahora reparte el tiempo entre sus tres nietos y los amigos, con los que hace tertulias en San Cibrao todos los días
José Luis Combarro, en San Cibrao con la fábrica de Alcoa al fondo. ÁLVEZ
photo_camera José Luis Combarro, en San Cibrao con la fábrica de Alcoa al fondo. ÁLVEZ

Usted es manchego, ¿vuelve de vez en cuando por su tierra?

Sí, de hecho estuve hace poco, a principios de mes, porque se celebraba la patrona. Además, hacía tres años que no iba por la pandemia, y tengo allí a mis hermanos y amigos.

¿Le gusta ir?

Muchísimo. Es verdad que cada vez hay más gente que no conozco, pero todavía veo a compañeros con los que estudié. Curiosamente, el otro día lo hablaba con uno, el único que no estudié carrera universitaria de todos fui yo. También se habló de hacer una comida.

¿Volvería para vivir allí?

A mí me gustaría, siempre me ha tirado mucho, pero tengo mi vida aquí; mi mujer, mi hija está en Burela, tengo tres nietos, otro hijo viviendo en Oviedo. Pero el contacto con la familia no se debe perder nunca.

¿Es cierto eso que dicen que uno cuando se jubila tiene menos tiempo que cuando trabaja?

Yo tengo muchas cosas que hacer, sobre todo al vivir en una casa, y si no nos buscamos cosas para hacer. Además, yo bajo a San Cibrao para estar con mis amigos, tomar una cerveza, hablar de Alcoa o de la situación en España.

Hablando de Alcoa, ¿cómo se ven los toros desde la barrera?

No lo vives con la intensidad de antes, cuando estaba en el comité de empresa, pero lo vivo con incertidumbre. Soy un firme defensor de que la fábrica continúe muchos años por la riqueza que genera.

¿Cuándo entró usted a trabajar en Alcoa?

En 1989, entonces era Inespal. Yo empecé a trabajar a los 17 años en una refinería de Tarragona y en 1979 vine a la construcción de la fábrica. Luego estuve en A Coruña y en otros sitios, como la nuclear de Trillo, pero finalmente regresé aquí en 1987, a Reymogasa, y en 1989 entré en Inespal.

¿Cómo ve el futuro de Alcoa?

Soy optimista, aunque no es el mejor momento.

¿Cómo vivió usted lo meses de encierro durante la pandemia?

Es como si te hubieran quitado un poco la libertad. De todas formas, al vivir en una casa, pasas el tiempo haciendo cosas que no hubieras hecho de otra manera. Pasé esos meses con la brocha en la mano.

¿Nos ha cambiado algo pasar por esta pandemia?

Somos los mismos. Mucho se hablaba de que había más solidaridad, más unión, pero enseguida se nos olvida todo y cada uno va a lo suyo.

¿Se ha quitado de algo con la crisis de la inflación?

Es una situación que no se sabe cómo va a acabar. De todas formas, por la zona donde vivimos, y aunque todo ha subido, no es lo mismo que en una ciudad como Madrid. Estamos echando el freno, hay que tener un colchón.

¿Le extraña que no haya movilizaciones o huelgas generales con la situación que hay?

Cuando se han tenido que hacer se han hecho. Las dos huelgas generales más potentes las hizo Nicolás Redondo a Felipe González, y también se hicieron a Zapatero o al PP.

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