Cóctel de tradición e innovación en la rapa de Campo do Oso

Los caballos fueron marcados con nitrógeno líquido, un sistema que no es doloroso para los animales
Los aloitadores, con un caballo. JM PALEO
photo_camera Los aloitadores, con un caballo. JM PALEO

La desaparición de la rapa das bestas de Campo do Oso estuvo encima de la mesa este año porque los comuneros de la parroquia mindoniense de Santa María Maior decidieron no organizarla. Es la primera de las rapas que se celebran no solo en A Mariña sino también en Galicia, pero su desaparición durante los últimos tres años, en 2019 debido a la niebla y en 2020 y 2021 por la pandemia, acabó por hacer mella en los comuneros que optaron por dejar pasar la fecha.

Sin embargo desde la Asociación de Criadores do Cabalo de Pura Raza Galega, Puraga, decidieron que no podía perderse una tradición tan ancestral y se pusieron manos a la obra para que el curro de Campo do Oso volviera a cobrar vida. Y lo hizo. Este domingo, el último domingo de junio, tal y como se viene haciendo durante 43 ediciones, los caballos volvieron al redil para librarse de las crines que fueron creciendo durante todo el invierno y que ahora durante los meses estivales son totalmente prescindibles.

A primera hora de la mañana salían los jinetes para bajar a los caballos que durante todo el año viven en libertad hasta el curro, lo que ya es un espectáculo en si mismo. Una vez todos juntos, los aloitadores fueron los encargados de ir separando a cada ejemplar del grupo para las tareas de corta de crines y marcaje. Agarrándolos por la cabeza o tirándoles del rabo, los hombres consiguen dominar al animal e inmovilizarlo. Y esta lucha cuerpo a cuerpo se va repitiendo con toda la manada hasta que los animales quedan listos para volver al monte.

Tradicionalmente el marcaje se hacía a fuego con un hierro candente, pero este año en Campo do Oso se usó el nitrógeno líquido, que deja una marca blanca como los números identificativos de los caballos de pura raza gallega. Es un sistema igual de efectivo que el fuego, pero indoloro para los animales.

Esta tradición en los montes gallegos que se hacía para higienizar a las manadas de animales que vivían en libertad se acabó convirtiendo con el tiempo en uno de los espectáculos con más poder de atracción del rural gallego. Y este domingo volvió a demostrar su poder de convocatoria siendo muchas las personas que no quisieron perderse el curro después de tres años sin celebrarse. Además se pudo degustar carne de potro y hubo servicio de pulpería y sesión vermú para completar el programa de actividades.

Desde el Concello de Mondoñedo quisieron agradecer y poner en valor el trabajo realizado por Puraga para sacar adelante esta rapa, haciéndolo además en poco más de una semana. "A 43 edición da rapa de Campo do Oso foi un éxito e contou cunha gran asistencia de xente", destacaron desde el gobierno local.

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