Cocinando bocados de felicidad

El proyecto Mental help chefs busca visibilizar la enfermedad y despertar una sonrisa en quienes reciban las galletas como regalo
Imagen de una jornada del taller 'Mental help chefs', a cargo de Lola Rouco. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Imagen de una jornada del taller 'Mental help chefs', a cargo de Lola Rouco. JOSÉ Mª ÁLVEZ

No cabe duda de que la pandemia está pasando factura a la salud mental de las personas y aunque los sanitarios son uno de los colectivos más perjudicados se están viendo preocupantes resultados de estudios que hablan ya de un aumento de las depresiones en niños y adolescentes. Trastornos de los que tampoco se libra la población en general "porque la gente lo está pasando muy mal y del miedo a lo desconocido en los primeros meses se está pasando al estrés por las vivencias personales", reconoce María José Novoa, directora asistencial de la Asociación de Axuda ao Enfermo Mental A Mariña, en cuya residencia de Cervo están cocinando una terapia de choque para ganar en felicidad: unas galletas artesanales.

Una idea que se enmarca dentro del proyecto Mental help chefs -cocineros de la salud mental- con el que quieren visibilizar la enfermedad y despertar una sonrisa en quienes la reciban como regalo, por aquello de que a nadie le amarga un dulce y más hecho desde el corazón, que es justo la forma que tendrán las galletas, en cuya elaboración están inmersos en el centro.

Para ello, cuentan con el apoyo de la cocinera mariñana Lola Rouco, que se incorporó a la cocina de la residencia cervense el pasado lunes y que será la encargada de buscar la galleta ideal, para lo que ya están haciendo las primeras pruebas. "Lo único que sabemos es que entre los ingredientes no faltará empatía, tolerancia, alegría, amor y ternura, a los que sumarán otros que evoquen los sabores de la infancia", asevera Novoa, aludiendo a que la salud mental hay que cuidarla desde los primeros años de nuestra vida.

FICHAJE. Lola Rouco será la encargada de darles forma, un fichaje estrella para el centro de una experimentada cocinera, con años en los fogones del restaurante Lasarte de Martín Berasategui, con tres estrellas Michelin y que hace un tiempo que decidió dar un giro a su vida y volver a sus orígenes en Viveiro. "Cuando eres joven quieres comerte el mundo, pero cuando ya te empachaste es hora de volver a las raíces y a mí me apetecía", relata la cocinera que decidió enfocar la última parte de su vida a preparar oposiciones para dar clases pero que, con el parón de la pandemia, acogió encantada lo que para ella es un nuevo reto.

"Estuve seis años con Martín Berasategui y estoy muy orgullosa de haber tenido un gran maestro", dice al poco de adentrarse en un nuevo proyecto, "que afronto con mucha ilusión y también con un poco de vértigo", pues "para mí todo es nuevo, hasta el protocolo covid, y aunque solo llevo unos días ya me siento como una más porque la acogida ha sido estupenda", asegura feliz, "como una niña". 

Por sus manos pasarán diversos ingredientes hasta dar con el tipo de galleta ideal, un ensayo/error que irán probando en los talleres de repostería, en los que solo participarán unos pocos usuarios, aunque serán muchos más los que estén vinculados al proyecto, con el empaquetado y etiquetado de un dulce con carácter delicatessen. "Esto es ideal para ellos en una situación tan complicada, para que no pierdan la motivación", reconoce la responsable de la entidad mariñana.

CONCURSOS. El proyecto está echando a andar y todavía quedan por delante muchos pasos. El más importante, decidir el sabor que finalmente tendrá la galleta para lo que convocarán un concurso de cata entre las varias propuestas elaboradas.

Una medida que irá acompañada de un certamen de ideas para escoger el logo que representará la marca y para el que invitarán a participar a los artistas de la comarca con un premio económico para el ganador, y al que se sumarán una tercera propuesta, que es elegir el nombre de las galletas, para lo que barajan varias ideas, todas ellas relacionadas con A Mariña, como un guiño a la asociación, y que prevén registrar en los próximos días para contar con la patente.

El proyecto, el primero con el que arrancan este año, será presentadLA NUEVA COCINERA Y LA DIRECTORA DEL CENTRO DE ENFERMOS MENTALES DE CERVO HACEN GALLETAS SALUDABLES CON LOS INTERNOS DEL CENTRO-FOTO JM ALVEZo ante diversas administraciones para conseguir financiación, ya que una vez dados los pasos de manufactura y empaquetado faltaría la distribución de un producto artesanal, que se presentará en cuidadas cajas de cartón.

Un nuevo proyecto compartido con ilusión

Solo un reducido grupo de usuarios de la unidad residencial de Cervo serán los encargados de ayudar en la cocina, pero se trata de un proyecto compartido al que ayudarán otros internos, con el envoltorio y empaquetado.

Primeras pruebas 

Ingredientes tradicionales y de primera calidad serán la base de unas galletas aún por crear pero que tendrán, seguro, forma de corazón. La cocinera ya probó con algunas propuestas, como muestra la instantánea en la que Lola Rouco (izquierda) posa junto a María José Novoa. 

Balance: sin contagios entre los usuarios
El pasado año se cerró sin contagios entre los usuarios, aunque hubo algún caso entre el personal. Por ello, la entidad está pendiente de su certificación como empresa segura frente al covid. "Ya pasamos la auditoría interna y estamos pendientes de la externa", afirma María José Novoa.
5 ingresos en agudos es el balance que deparó el 2020, todos ellos de usuarios de los centros de rehabilitación de Burela y Ribadeo, donde se contabilizaron 6.014 atenciones, a las que hay que sumar 51.357 en la residencia cervense, 7.967 en la vivienda de mujeres, 8.242 en el piso tutelado y 1.492 en domicilio.

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