La Coordinadora Ecologista de Asturias acaba de anunciar que la Confederación Hidrográfica del Cantábrico ordenó la demolición de la presa de Pé da Viña en el río Eo, dado que la empresa Enel Greenpower agotó el tiempo de concesión. La advertencia ha suscitado diversas opiniones entre los pontenoveses sobre lo que consideran los auténticos peligros para el cauce. "Presas houbo sempre e había moitas troitas. Máis ben habería que sacar cormoráns", denuncia el presidente del Centro de Iniciativas Turísticas (CIT) pontenovés, Francisco Javier Rois. "Paréceme ben que saquen obstáculos, pero non é o prioritario agora, pero si o é a colonización desta ave de mar nos cauces fluviais", apostilla.
Los ecologistas objetan que este animal siempre ha estado pero admiten su mayor presencia: "Las actuales repoblaciones que se hacen masivamente atraen a estas aves porque son peces no adaptados y son un alimento fácil".
Rois sostiene que la recuperación medioambiental pasaría "pola volta da xente ao eido rural, cos prados de regadío ao pé do río e non con silvas e maleza, coma agora". Vislumbra un futuro "sen puríns, nin herbicidas nas cunetas que acaban no caudal". El abandono es el mayor de los males por la falta de nutrientes y por ende, por la escasez de truchas.
El ecologista Fructuoso Pontigo apostilla que la Confederación ha marcado un plazo de seis meses para demoler la presa de Pé da Viña. "En el río hay varios azudes sin uso, que son los solicitados para derribo", añade. Rois, por su parte, especifica que "das cinco grandes presas que había na Pontenova, tiraron tres: unha, en Vilarmide, está derruída polas crecidas e a de Xinzo está rota polo medio. Só queda unha no Chao do Pousadoiro, en Ribeira".
