Ceremonias de boda en A Mariña truncadas por el confinamiento

Un pareja de viverienses y una focense cuentan cómo el coronavirus truncó una fiesta que ya tenían preparada
Generated by  IJG JPEG Library
photo_camera Fiesta privada, con disfraces incluidos de los vivarienses Quico y Ana

Las bodas en tiempos de coronavirus tienen algo en común: que no se celebran. O, al menos, que se aplazan. Así sucedió con una pareja de vivarienses que tenía pensado casarse el 14 de marzo y con una focense y su pareja, de Jaén, que tenían como fecha el próximo 2 de mayo. Si el virus lo permite, se casarán en octubre y septiembre.

La historia de los vivarienses Francisco Fernández, más conocido como Quico, y Ana Insua, no puede ser más curiosa. Después de 24 años como novios decidieron dar el paso hace unos cinco meses, pero se encontraron de bruces con el primer fin de semana de antes estado de alerta por el Covid-19.

Esta pareja llegó a firmar y son oficialmente marido y mujer, aunque la celebración, prevista en el restaurante Louzao para unas 200 personas tuvo que aplazarse. La nueva fecha, y esperan que sea la definitiva, es el 17 de octubre, sábado, que fue la que decidieron de común acuerdo con el propietario del restaurante con las mismas condiciones de la anterior, "aínda que agora non se sabe o que pode pasar, daquela parecía unha data boa", señalan ambos.

Estaba probándome el vestido y no paraba de oír como llegaban whatsapps

Los dos días anteriores a la fecha señalada para la boda "fueron de locos", según explica la pareja. Mientras Quico seguía paso a paso las informaciones que iban llegando sobre el brote de coronavirus y las posibles restricciones. "Xa me temía o pior cando escoitei o telediario", Ana se encontraba en A Coruña probándose el vestido para la boda. "No paraban de llegar whatsapps y me preguntaba que podría estar ocurriendo". Los mensajes eran de sus familiares y amigos para saber si la celebración seguía en pie ante el cariz que estaba tomando la situación en todo el país. "Ahora ya ni me sirve el vestido (risas) , pero si la situación sanitaria mejora y podemos mantener la boda para octubre lo del vestido será lo de menos".

La boda fue finalmente cancelada "polas recomendacións de evitar que houbera reunións de máis de 50 persoas", aunque todavía no había una prohibición expresa. Pese a todo, firmaron la unión "para evitar ter que volver a facer todo o papeleo", señala Quico, y ya por la noche, haciendo gala de su sentido del humor, tuvieron una pequeña celebración con algunos amigos y allegados en un local que utilizan para tocar. "Nos gusta mucho disfrazarnos y como teníamos algunas cosas preparadas decidimos que había que aprovecharlas, aunque lógicamente estábamos bastantefastidiados con todo lo que había pasado", comentó Ana.

Generated by  IJG JPEG LibraryPLANES FRUSTRADOS. La focense Alba Rodríguez y su pareja Luis Cámara (en la imagen) decidieron casarse después de 10 años de relación. En marzo de 2019 se marcaron la fecha del 2 de mayo de 2020 como "un día de celebración, un cambio de etapa que queríamos celebrar con nuestros amigos". Ahora seguirán como novios al menos hasta el 19 de septiembre, nueva fecha para la unión en el ayuntamiento y para el convite, que reunirá a unos 150 invitados en el Rincón do Mis, en Foz. "Ya me decía mi madre que era demasiado tiempo de planificación", comentó con humor Alba Rodríguez,

Esta pareja había elegido la fecha "porque vivimos fuera, en San Sebastián, mi pareja es de Jaén y el puente de mayo nos parecía un fin de semana en el que podrían estar presentes la familia y casi todos nuestros amigos, que también están bastante desperdigados por España", dijo la novia, que, pese a no casarse por la iglesia, sí que vestirá de blanco, «porque en algunas cosas soy muy tradicional; ayer me hubiera tocado la prueba del vestido con la modista, pero también habrá que esperar».

La posibilidad de mantener la fecha se mantuvo abierta hasta hace muy poco, pero tras enfermar su padre de coronavirus decidió que, aunque finalmente se levantase la cuarentena, no era el mejor momento. "Una boda significa alegría, de los novios y también de los invitados; si no están al ciento por ciento por lo menos que puedan estar al 90 por ciento, no es el caso ahora que todo el mundo tiene en mente la enfermedad". "Además, no tendría mucho sentido chocarme los codos con el novio cuando nos toque besarnos", añadió.

La suspensión o aplazamiento de una boda conlleva también un montón de quebraderos de cabeza. "Ni siquiera los anillos nos valen, ya que hay que grabar una nueva fecha", señaló con resignación Alba, que también se vio obligada a cancelar la luna de miel, con un viaje previsto a Canadá. "Eso lo hicimos incluso antes de aplazar el convite, ya que parecía imposible que se solucionase el tema de los vuelos", afirmó.

El deseo que tenemos todos es que la situación vaya mejorando y llegue a normalizarse

FACILIDADES. Una de las cosas que quiso destacar la focense fue la comprensión que está recibiendo por parte de todo el mundo. "La gente entiende la situación; al afectarnos a todos, es más comprensiva y flexible. Queremos agradecer la solidaridad para poder hacer los cambios. Tanto los propietarios del restaurante como el resto de las personas (fotografía, agencias de viajes, etcétera) con las que nos hemos topado nos han dado todo tipo de facilidades para poder solucionar la situación", señala.

Pese a los contratiempos que supone el cambio de fecha Alba Rodríguez trata de mirar la situación con perspectiva global y no centrarse únicamente en la situación personal. "La boda queda en un segundo o tercer plano; nosotros hemos vivido de cerca la enfermedad del coronavirus y hay mucha gente que está infectada o que tiene a familiares y amigos que lo están. El deseo que tenemos todos es que la situación vaya mejorando y llegue a normalizarse lo más pronto posible; después ya habrá tiempo de celebraciones", aseguró.

Más en A Mariña
Comentarios