¿Cuáles son los motivos por los que se hunden las lanchas artesanales en Lugo?

La mayoría de los naufragios registrados en A Mariña se deben a vías de agua, aunque las causas de estas son muy diversas

El Segunda Lucita naufragó en Foz. AMA
photo_camera El Segunda Lucita naufragó en Foz. AMA

El mar lucense fue testigo en las últimas semanas del naufragio de dos embarcaciones artesanales, a las que hay que sumar otra lancha de artes menores que se fue a pique en las costas del Ortegal coruñés, frente a Cedeira, O Terror dos Mares. La mayoría de las lanchas de la bajura artesanal hundidas en los últimos años eran de madera, igual que las tres afectadas por los últimos siniestros. En Galicia hay casi 2.000 barcos de este material, de los que más de 1.000 son de bajura.

El capitán marítimo de Burela, Fernando Alonso, apunta que "la madera no es peor que otro material, pero es susceptible de pudrir y estropearse con el paso del tiempo, dado que los barcos se hacen viejos y no cuentan con el mantenimiento que tenían antiguamente, debido a que ya prácticamente no se fabrican en madera por la progresiva desaparición de los carpinteros de ribera".

Antes las cuadernas encargadas de sostener el armazón de las lanchas se renovaban con mayor frecuencia, pero ahora quedan menos profesionales y esta operación se retrasa o resulta difícil hallar un carpintero que la acometa y que resulte rentable, apunta Alonso, quien añade la dificultad de que estos constructores se desplacen fuera del área de su taller.

Galicia cuenta con casi 2.000 barcos de madera, de los que más de 1.000 pertenecen a la modalidad de artes menores

Las embarcaciones de nueva construcción suelen ser de acero o de fibra -plástico reforzado con fibra de vidrio-. Un ejemplo de ello es el Nuevo Amadorín, de acero, con base en Burela y que entró en servicio en 1997, resultando siniestrado el 17 de mayo de 2007 con sus tres tripulantes fallecidos frente al faro de Illa Pancha, en Ribadeo. La otra lancha de artes menores perdida con dos víctimas mortales fue la Sombriza, que se hundió el 7 de enero de 2008 frente a la Illa Coelleira.

Otras lanchas hundidas en A Mariña son Antares, de O Barqueiro -el pasado día 4-; Leixón, de Ribadeo -el 24 de abril-; Manuel, de Ribadeo -30 de noviembre de 2014-; Bearro Tercero, de Burela -9 de octubre de 2013-; Nuevo Elmo, de Ribadeo -20 de noviembre de 2012-; Nova Antonia, de Ribadeo -24 de enero de 2013-; Segunda Lucita, -1 de febrero de 2011-; o Tu dirás, de Ribadeo -10 de julio de 2008-.

MOTIVOS DIVERSOS. Alonso reconoce que en la mayoría de casos se recurre a decir que el naufragio es producto de una vía de agua, un término que engloba diferentes circunstancias y que puede producirse por distintas causas. Cuando no se pueden concretar los motivos, suele decirse que es por vía de agua. Lo normal es que el barco se hunda a raíz de la entrada de agua.

Lo habitual es que la pérdida de flotabilidad se achaque a esto, pero el origen puede deberse a múltiples factores, desde un fallo material hasta el humano pasando por la rotura de los grifos de fondo, un golpe de mar, una colisión con rocas o algún objeto a flote y a la deriva, la rotura de una de las tuberías de refrigeración, o el mal tiempo, entre otros.

En muchos naufragios resulta difícil bajar al lugar donde se hundió el barco para inspeccionarlo y confirmar las posibles causas. En algún caso llegaron a reflotarse embarcaciones menores que se fueron a pique cerca de la costa, pero después de comprobar el elevado coste de la reparación se desechó esa posibilidad.

Lo normal es que entre los tripulantes de estas lanchas, que tienen pequeña envergadura, figure alguno de los propietarios, dado que son empresas familiares, que como mucho tienen un empleado o dos. El resto son integrantes de la unidad familiar cuyo medio de vida es la pesca.

Las tripulaciones se ven obligadas a abandonar las naves ante un accidente de estas características. Si están muy próximas a tierra, los marineros pueden arriesgarse a llegar a nado a las rocas, mientras que en otros casos, siempre que les da tiempo, se lanzan al mar con los chalecos salvavidas y tratan de subir a las balsas salvavidas, después de efectuar la llamada de socorro, que pueden atender tanto los servicios de Salvamento como otros pesqueros que faenan en el área más inmediata.

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