Los cantorales que faltan del convento de Valdeflores pesan 15 kilos

La Policía Nacional mantiene abierta una investigación sobre la desaparición de dos libros que un dominico vio en mal estado

Convento de Viveiro. ÁLVEZ
photo_camera Convento de Viveiro. ÁLVEZ

VIVEIRO. La Policía Nacional continúa con las indagaciones referida a la desaparición de dos libros de la biblioteca del convento de Valdeflores, en Viveiro, que echó en falta la hasta ahora última priora, que abandonó el monasterio el pasado lunes por la tarde junto a las otras cinco monjas dominicas que allí residían. Los investigadores tomaron ayer declaración a una de las religiosas supuestamente considerada disidente, sor Miria, quien explicó que los cantorales extraviados son muy voluminosos, cada uno pesa unos 15 kilos y mide unos 45 centímetros de altura.

Uno de los ejemplares es de música coral y el otro puede ser de música de difuntos, según indicó la religiosa a la Policía.

Los cantorales están escritos sobre pergaminos encuadernados en cuero y quedaban en el monasterio cuando ella lo abandonó de manera definitiva el pasado 5 de enero para regresar al convento de Vitoria en el que está ahora. Sor Miria señaló que los cantorales deben estar en un lugar ventilado para conservarse en buen estado, dado que están hechos con materiales naturales que se ven afectados por la humedad.

Esta religiosa explicó que ella retornó al municipio vivariense en mayo del pasado año 2017 para cuidar a sus padres y siempre tuvo intención de reincorporarse al convento de Valdeflores, tal como solicitó cuando regresó para atender a su familia. El reingreso se hizo efectivo en el mes de noviembre de 2017 de manera temporal hasta enero de este año..

La manifestación de sor Miria, que llegó a ser priora entre 2009 y 2012, pues los mandatos dentro de la Orden de Predicadores son por tres años, permitió contrastar la declaración efectuada por sor Consuelo, la última priora; así como lo manifestado por el monje dominico Julián de Cos, prior en Caleruega (Burgos), quien visitó el convento en septiembre del pasado año y aconsejó adoptar medidas para mejorar la conservación de los ejemplares, que halló en mal estado, con moho y humedad.

La religiosa sor Miria realizaba estudios de Teología, razón por la que acudía a la biblioteca a consultar diferentes volúmenes, pero al parecer, según manifestó a la Policía, sor Consuelo, la última priora le cerró a cal y canto la biblioteca, motivó por el que no podía acceder a una dependencia que frecuentaban tanto ella como sor Begoña. Ambas recuerdan los volúmenes en su sitio durante el pasado octubre de 2017.

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