El coche de su vida

El C3 AirCross, un coche práctico y Made in Spain

Jenny Romero necesitaba carné y un vehículo privado para desenvolverse durante la pandemia. Y eligió un Citroën de lo más polivalente
Jenny Romero, con su C3 AirCross. JOSÉ Mª ÁLVEZ
photo_camera Jenny Romero, con su C3 AirCross. JOSÉ Mª ÁLVEZ

¿Qué coche se compra una conductora novel? Muchos estaremos pensando en uno pequeño, probablemente de segunda mano, pero Jenny Romero Atoche se decidió por un Citroën alto y diésel que son varios coches a la vez pues en el diseño de formas cuadradas del segmento B-SUV cabe un compacto, un todocamino y un monovolumen. Pero, lo más importante, es práctico y responde a las necesidades de desplazamiento de su familia y empleo.

De origen peruano y con diez años ya de residencia en Burela, la pandemia la empujó a conducir pasada la treintena. Lanzarse a las carreteras le daba miedo, reconoce: "Yo le tenía terror, temía chocar o atropellar a alguien pero mi esposo me animó. Él no necesita el carné, trabaja en el mar pero con la pandemia dejó de funcionar el autobús que recogía al niño para llevarlo al colegio Vista Alegre y entonces vi la necesidad de disponer de coche".

Tras superar el examen teórico, el período de prácticas también lo partió el covid. "Después de 7 meses —explica—, ya casi lo había olvidado pero retomé las clases e hice bastantes aunque Marcelino de Autoescuela Burela me ayudó bastante".

Su contenido consumo y amplio maletero tiran de las ventas de un SUV urbano que ya le gustó a Jenny por internet

Ahora va siempre muy concentrada al volante del Citroën C3 AirCross 1.6 Blue HDI pues al examinarse fue el despiste de tocar un poco el bordillo, cuando ya tenía superada la prueba, lo que la obligó a volver diez días después al examen. "En la puerta del horno se quemó el pan", comenta con humor Jenny, que antes de venir a España apenas había reparado en la automoción de su Tumbes natal y ni siquiera le preocupó en su paso por Lima. Ahora puede moverse muy de mañana hacia sus tareas de limpieza en un astillero o por las empinadas y saturadas cuestas en la zona de colegios e institutos para llevar a su crío de tres años. "Al principio iba bien temprano sobre las ocho porque si no me ponía nerviosa con tanto coche; temía que se me calase, pero lo superé pronto". Recoger a su sobrino en Viveiro y otros viajes que antes hacía en bus o en tren —servicios que también se vieron afectados por la pandemia—, ahora los soluciona con un coche que "gasta muy poquito, suelo repostar 20 euros y con tres voy y vengo de Viveiro. Además, tiene los mantenimientos muy espaciados". A destacar también que es un coche fabricado en España, antes en la PSA de Villaverde (Madrid) y ahora en la fábrica Opel de Stellantis en Figueruelas (Zaragoza).

El C3 Aircross lo vio por internet y lo eligió ella misma en un concesionario de A Coruña, entre otros modelos que le ofrecían. "Es cómodo, no me siento apretada y hace poco fui a Lugo con una niebla muy espesa en la autovía, parecía que andaba en las nubes, pero llegamos y de noche volvimos bien con el GPS", explica.

La visibilidad a bordo es la propia de un coche alto, como ocurre con los SUV, lo que también ayuda a aparcar. Como derivado de un compacto, es muy urbano. Otra ventaja en una villa como Burela que a Jenny le gusta para vivir: "Es tranquilito, aunque lo que más me sorprende de la vida en España es que no abra casi nada en domingo". Le gustaría viajar a París pero no se ve todavía yendo por carretera.

Por ahora sigue con la L en la luneta trasera. "A veces se cae", sonríe al contar la experiencia de todos los noveles con dicha señal. Espera que le dure muchos años el C3 y en el futuro le gustaría "un coche con techo panorámico, y con cambio automático".

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