Los boniteros zarpan a cuentagotas hacia una costera que prevén incierta

El primer barco con venta en Burela salió el lunes y la próxima semana se sumarán más al caladero, hasta unas diez unidades previstas
El Ramón Estefanía, uno de los barcos que venden bonito en Burela, preparado para zarpar. DV
photo_camera El Ramón Estefanía, uno de los barcos que venden bonito en Burela, preparado para zarpar. DV

El prematuro agotamiento de las cuotas en agosto, vividas en los últimos años y la ruta que pueda seguir este año el bonito del norte marcan el inicio de otra costera para la que barcos con venta en Burela han comenzado a zarpar a cuentagotas, rumbo a las Azores. Entre barcos y lanchas del puerto, serán esta vez sobre una decena en la partida. El lunes salió uno de ellos, el Regino Jesús, un clásico de esta pesquería en Burela aunque con pabellón de Puerto de Vega. El tapiego Ramón Estefanía tiene ya todo el aparejo a bordo tras subir al varadero y zarpará el lunes.

El Gabriela y María (Zamorano), Nuevo Libertad o Espadín dous son otros de los que también echarán las caceas en 2021 tras un 2020 cuyas descargas en Burela rozaron el millón de kilos y la facturación ascendió a 3.870.666 euros, según datos de Pescadegalicia, que recogió medias de 4,02 euros el kilo. La primera descarga del pasado verano fue el 2 de junio con más de 20.000 kilos en la lonja de Absa, adonde llegó pescado de buen tamaño y en cantidad. Además, las medias de las primeras pujas casi estuvieron sobre los ocho euros/kilo, a pesar de la incertidumbre por el cierre hostelero debido al coronavirus, con restricciones que afectaron especialmente a Burela.

También los contagios hicieron mella entonces en las tripulaciones, lo que impidió pescar durante semanas a cuadrillas enteras de lanchas, debido a los confinamientos ya en julio. Este año la actividad hostelera está en camino de normalizarse pero los pescadores tampoco las tienen todas consigo, habida cuenta de que las últimas campañas no han sido favorables para la cacea, que necesita mareas con muchos kilos.

Las temperaturas o el bocarte que cebaba el bonito enseguida metió los bancos del túnido en el golfo de Vizcaya, donde los tanqueros vascos y montañeses hicieron caja con él en julio, hasta que a finales de agosto la cuota española de 33.600 toneladas ya estaba en las últimas.

Las embarcaciones más pequeñas, que normalmente esperan el bonito cuando se acerca al Cantábrico y zarpan a principios de julio, vieron frustradas sus expectativas, a pesar de que cada vez son más las lanchas de bajura que se apuntan al bonito desde todos los puertos gallegos y del Cantábrico. "Vai ser difícil pescar os tres millóns de toneladas que recordo no porto algún dos últimos anos bos", señala un pescador.

VIGILANCIA Y APOYO. Quien anunció su partida para la costera fue el patrullero de altura Arnomendi. La Armada informó que salió el pasado martes dese su base en A Graña (Ferrol) dentro de sus actividades de vigilancia e inspección pesquera. Cubrirá la campaña durante 60 días, estando previsto su regreso a Ferrol el 23 de julio. Durante su despliegue recalará en los puertos de Gijón, Guecho y Vigo. Su misión es verificar la presencia de pesqueros nacionales y de otros estados miembros autorizados para capturar bonitos y revisar las artes de pesca. Llevará a bordo varios inspectores de la Secretaría General de Pesca.

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