Un BMW E21 con morro de tiburón, por Benquerencia

Daniel Vizoso ha recuperado uno de los más espectaculares Serie 3 gracias a su oficio y saga familiar, donde hay vehículos con muchas historias
Daniel Vizoso. EP
photo_camera Daniel Vizoso. EP

Al grupo de amigos de Diego Vizoso Castro no se le ocurrió mejor atrezzo para desfilar disfrazados de narcotraficantes en el Entroido de Ribadeo que subirse hace años en el E21 que aquel había restaurado. Caracterizados como los Miñanco, Oubiña y demás, el potente be eme uve –be eme doble be para los latinoamericanos– de la época podía pasar como vehículo de representación de aquella tropa que trabajaba en la ría de Arousa con las planeadoras. Sin embargo, el BMW de la ría ribadense tuvo un servicio bien distinto, es la epopeya de la emigración gallega. Hacia Alemania y de vuelta, claro.

El E21 de la Bayerische Motoren Werke es del año 1979 y pese a ser un LU-H tenía placas alemanas al pertenecer a un emigrado que regresaba con él. Finalmente lo rematriculó aquí un hermano del primer dueño. Después del encierro de 20 años en un garaje, al ir a entregarlo para el Plan Renove necesitó consultar unos papeles del seguro en el conocido agente Pablo Vizoso y es ahí donde comienza la segunda vida de este coche.

Fue el hijo el que se enamoró de sus 6 cilindros en línea, con esa carrocería sedán tan exitosa que todavía puede verse en los rallyes— Daniel lo usa para alguno de regularidad— e hizo historia en los circuitos zurrándose con los Mercedes del DTM. Le ha metido una reforma de campeonato, dice este joven de 27 años que ya de adolescente ferregachaba en todas las motocicletas y coches de la casa en Benquerencia. "A moto de meu avó estaba desmontada e con 15 anos restaureina; aí empezou todo". Y repasó un 2CV de su padre, ya fallecido, para convertirlo en coche publicitario del agente. Ahora recupera otro Citroën full equip de aquellos cochazos de antaño: es un CX que quería regalarle a Pablo, como antes había hecho con un Seat 600 del mismo color del que tuvo de joven.

El hijo se hizo mecánico y al BMW primero le cambió el color por un rojo más vivo, el que lleva el E30, del que también toma el alerón. Lo ha bajado con una suspensión deportiva Bilsteis B8 y luce llantas réplica de BBS para ruedas 195/50/15. Estéticamente lo más destacado es el cambio de la parrilla bifaro por una monofaro. Levantó la culata para comprobar que no tenía alguna válvula doblada y le puso un cambio de 5 velocidades, más corto, que se ofrecía en opción originalmente. Con 21 años se lo hizo todo e incluso pudo lidiar con el complejo carburador Solex 4A1 de dos cuerpos dobles.

Pese a los cambios, un día ante un paso de cebra de Ribadeo un hombre se le acercó: "Nese coche xa fixen eu moitos quilómetros", a lo que Diego replicó: "Sería nun coma este". "Non, foi neste". Su primer dueño lo reconoció y hasta le llegó a enviar una foto encuadrada de recuerdo que ahora cuelga del taller en los bajos de la casa donde también tiene el retrato de su padre cuando de joven cabalgaba la HV Agusta Sella del abuelo, que había sido fabricada en Gijón. Esta sigue en casa, restaurada, junto a su modernísima HV 1000 de cuatro tiempos, en color rojo. Pero por allí hay una Vespa de 1968 y otras motos clásicas, un VW Escarabajo...Daniel reconoce que le cuesta deshacerse de sus máquinas. Lo llevan en los genes, el padre era tornero y le fue cogiendo el gusto a ese mundo.

El E21, de inconfundible capó que abre al revés, necesita repuestos caros. Le queda alguna reforma pero descarta potenciarlo pues corre lo suficiente. Era el M3 de entonces, un aparato al que el anterior propietario cargaba con un par de cadenas de 20 kilos a cada lado del maletero para que agarrase. En el cubrecárter lleva grabadas las siglas de su padre junto a las suyas. Una berlina deportiva con un morro inconfundible y cromados que, como los recuerdos, el tiempo no consigue borrar.

Viajes de ida y vuelta
Los alemanes ya buscan estos coches aquí para restaurar porque allí se los comió la sal de las autovías, dice Daniel

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