Este sábado sería un día especial en Lourenzá, con la presentación oficial de su banda de música y el coro, dos pequeñas instituciones que vuelven a llenar de alegría la localidad, que había quedado sin formaciones de este tipo. Todo un reto para un sitio pequeño, que es casi una odisea cuando se sabe que las formaciones nacen en el seno de una escuela de música que lleva poco más de dos meses creada.
"Que nadie espere un concierto de una gran formación", avisa José Manuel López, el impulsor, quien reconoce que el concierto es una forma de darse a conocer y valorar el trabajo que han realizado en tan poco tiempo, además de para animar a la gente a sumarse a un proyecto cargado de ilusión, que nace de la iniciativa privada, pero que cuenta con el respaldo del Concello de Lourenzá, que cede los locales que usan para ensayar.
El estreno será a las ocho de la tarde en la iglesia, a la que decidieron trasladar el concierto por su mayor capacidad para acoger a un público deseoso de ver a los músicos locales en acción. Una cita que constará de dos partes, con un recital en la primera de los alumnos de la escuela y una segunda con las formaciones que fueron surgiendo en su seno, entre ellas un grupo de música tradicional, con media docena de integrantes; la banda, formada por catorce miembros y el coro, que cuenta con siete voces.
Unas agrupaciones que nacen tras la apuesta personal de José Manuel López, asentado en Lourenzá desde el inicio de la pandemia junto a su pareja, Paula Moirón natural de la parroquia de San Adriano. Juntos emprendieron una nueva andadura, que además de un negocio abierto en el mes de julio, suman desde octubre la puesta de la asociación cultural banda de música de Lourenzá.
"Yo soy músico de orquesta y mi pareja da clases de pandereta y tambor y pensamos que era buena idea de lo dar clase, porque en el municipio no había nada, por eso surgió. Empezamos unos pocos y luego la gente se fue sumando y la verdad no nos podemos quejar porque la acogida ha sido muy buena", reconoce.
Son cerca de una veintena los integrantes de la escuela de música, parte de los cuales engrosan también la banda, aunque también se nutre de gente que no está en el centro, como personas que ya tenían alguna noción de música o que habían formado parte anteriormente de otros grupos. "La mayoría de la gente que empezó no sabía nada de música, aunque otros ya tenían algún contacto", confirma el responsable, quien cree que el hecho de que se apuntara sobre todo gente mayor se debe un poco a que "con el tema del coronavirus los niños han limitado sus actividades".
El covid no ha impedido que pudieran ensayar con cierta normalidad, ya que aunque el aforo del local era del cincuenta por ciento, al tratarse de una formación pequeña podían tocar todos juntos con la separación necesaria entre cada uno de los componentes de la banda, al igual que el coro, una pequeña formación que empieza a dar sus primeros pasos.
En la escuela son el piano y los tradicionales los instrumentos por los que más han apostado los alumnos, pero al incluir a otras personas de fuera del centro la banda cuenta con instrumentistas de viento y metal; de hecho, la pareja de José Manuel es saxofonista en la banda.
